Compañero.

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Abriste los ojos de forma brusca, respirando agitadamente mientras reincorporabas tu cuerpo del suelo sentándote, asustada. Tu corazón latía tan fuerte y rápido como un martillo. Intentaste tranquilizarte, no querías que te diera un ataque cardíaco por culpa de los nervios.

Una vez estuviste más tranquila, observaste el lugar en el que te encontrabas. Un pequeño campo de flores doradas marchitas y mal olientes, se encontraba bajo tu cuerpo. Decidiste levantarte y una vez de pie, acomodaste un poco tus ropas mientras, a su vez, las limpiabas. Aunque mucho no podías hacer, aquella ropa estaba rota y vieja. Un vestido simple, de tonalidades violeta y desgarrado en la parte de abajo.

Te encaminaste por un pasillo que sabías que te llevaría hacía una puerta morada, algo desgastada. Te dirigiste a ésta y la abriste con algo de dificultad, ya que, para tu desgracia, estabas muy débil. Llevabas días sin comer y todavía te costaba mover tus músculos. Aquel mundo era horrible, querías salir de allí lo más pronto posible. Ni siquiera la vida que tenías antes de llegar allí, se comparaba con aquel infierno.

Y para peor, el hecho de tu debilidad había sido lo que te llevó a tu anterior muerte.

Aún recordabas lo último que habías hecho. Antes de aparecer allí, decidiste adentrarte a las profundidades de ese horrible lugar llamado "Underground", en busca de una salida pero lo único que habías encontrado era oscuridad, monstruos y muerte. Cuando caminaste hacía la zona de las ruinas conociste a esa amable cabra llamada Toriel y en un principio creíste poder confiar en ella. Parecía un ser amable pero... su aspecto lo decía todo. Inmediatamente, al haber entrado a su casa, su actitud comenzó a cambiar, comportándose de forma posesiva contigo.

Debiste haberle hecho caso a aquella flor de un solo ojo.

Toriel, al ver tus verdaderas intenciones, las cuales eran huir de allí, trató de matarte, logrando lastimarte una pierna. Y, aunque lograste salir de las ruinas, eso no te alejó del peligro. No, las cosas se pusieron peor. Más monstruos se hicieron presentes. Habías logrado deshacerte de uno, encerrándolo en su propio "hogar" y ahora más de ellos aparecieron para solo hacerte sufrir aún más.

Con una pierna rota, continuaste tu camino, ignorando el dolor. Solo querías salir de allí. Pero estabas tan sola y vulnerable. Tan pronto como cruzaste la puerta que era la salida de las ruinas, o "dulce hogar" como le decía Toriel, te adentraste en la fría nieve y te encontraste con un par de hermanos esqueletos.

Debiste haberlos ignorado.

El primer esqueleto era alto y algo gracioso, haciéndole ver como si fuera la única cosa buena e inocente en aquel lugar pero su aspecto te daba a entender que no debías confiar en él. Quizás se veía inocente y el hecho de que te ofreciera comida te había convencido de ello por un momento pero, por esa vez, decidiste hacerle caso a la flor de un solo ojo que viste al principio de tu llegada y te alejaste del esqueleto.

Pero el segundo...

El segundo esqueleto era el peor. Era realmente malvado. Desde un principio no te daba buena espina. Pero con sus palabras te atrajo hacía él, supo como convencerte de que aceptaras un hot-dog que decía había hecho con mucho esfuerzo y luego te apuñalo por la espalda.

Ahora habías vuelto a reiniciar y te encontrabas en la zona donde apareciste desde un principio, con aquella flor de un solo ojo delante tuyo.

Te dije que no te acercaras demasiado. — Dijo la flor, mirándote sin expresión alguna. Aunque no es como si pudiera expresarse mucho. 

Y-Yo... Tenía hambre... E-Ese esqueleto me engaño... ¡Él me mato!— Decías con tu cuerpo temblando. Tus manos, temblorosas y sudadas, se aproximaron a tu rostro para taparlo en forma de consuelo, ya que habías comenzado a llorar. Odiabas aquel mundo, odiabas a aquellos monstruos y odiabas lo estúpida que fuiste al caer por aquel hoyo. Todo tu cuerpo dolía y aún morías de hambre.

Ya, ya. No te pongas sentimental. Si quieres salir de aquí, necesitaras ser fuerte y no confiar en nadie. —Elevaste la mirada una vez te tranquilizaste y secaste tus lágrimas para poder observarle. El hecho de que él te viera tan fijamente ya no te incomodaba.

¿Por qué no me ayudaste? —La flor parpadeó una vez y luego cerró su ojo por completo, como si pensara las palabras que usaría. —.  Sé que me seguías a la distancia. Tú viste lo que me hicieron esos... — Ibas a seguir hablando pero te viste interrumpida.

Eres demasiado inocente, debes aprender a no confiar en los demás. Además, hace mucho tiempo me rendí en luchar contra estos monstruos. Aprenderás por las malas que en este mundo es comer o ser comido.— Ahora la flor volvía a dirigir su mirada hacía a ti. Aún te preguntabas cómo era posible que hablara si ni siquiera tenía boca.

¿Eso te incluye a ti? — Hiciste una mueca con tus labios, mientras desviabas la mirada. La flor permaneció en silencio.—.   ¿Debería confiar en ti cómo lo hago ahora?— Sí, confiabas en él. Solo por el simple hecho de que había sido el único que no te había asesinado a la primera oportunidad. Por el contrario, había intentado ayudarte a salir de allí con sus consejos y siguiéndote en tu viaje pero a una cierta distancia.

No soy como ellos — Le miraste, frunciendo el ceño con confusión. —.   Ellos ya no matan por necesidad. Matan por entretenimiento. Han estado esperando un alma humana durante mucho tiempo pero pronto se olvidaron de aquel objetivo y ahora solo matan por matar. No soy como ellos. No quiero matar, no quiero más muerte. No debes tenerme miedo, soy el único aquí con buenas intenciones. — Ahora te sentías culpable por haber dudado de su confianza.

Entonces, debes cambiar lo que has dicho... — La flor entrecerró su único ojo, observándote con confusión. —.  Aquello sobre "no debes confiar en nadie" porque ya confío en alguien. En ti. — Ahora la flor de un solo ojo se mostraba sorprendida, haciendo que su pupila se contrajera para luego, unos segundos después, volviera a la normalidad.

¿Ahora qué planeas hacer? — Bajaste la mirada, pensativa. Habías vuelto a morir y debías rehacer tu camino una vez más. Solo que esta vez no planeabas ir sola.

Volveré a hacer mi camino pero... ¿Vendrías conmigo?— Aunque aquello lo dijiste con inseguridad, trataste de mostrarte lo más segura posible, poniéndote recta y mirándole con decisión. La flor se lo pensó un poco.

Con la condición de que esta vez no te acerques demasiado. — Sonreíste, por primera vez en todo el tiempo que permaneciste en aquel infierno, te sentías feliz. Feliz de que ahora no tendrías que ir sola y tendrías un compañero que te ayudara en tus momentos más difíciles.

¡Claro! — Y dicho esto, te acercaste a la flor de pétalos amarillos y ojo verde para luego ofrecerle tu brazo, creyendo que se sujetaría de él pero al momento de quitar sus raíces de la tierra, subió por tu brazo y se sujeto, no muy fuerte, de tu cuello. Aquello te sorprendió un poco.

Así podré ver desde lo alto cualquier cosa que se avecine.— Era algo razonable. Aceptaste sin objeciones y comenzaste a caminar. — Por cierto, mi nombre es Flowey. Flowey, la flor. 

Es un gusto, Flowey.— Sonreíste al momento en que Flowey dirigió su ojo hacía ti, observándote y de te adentraste hacía las ruinas, lista para lo que se avecinara y sin miedo alguno.

Porque esta vez, no estabas sola. 

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¿Otro One-shot de Flowey? ¿Dónde? xD

Aunque esta vez del AU de Horrortale. No sé como hice para escribir esto. [?]

Espero les guste, porque hasta HorrorFlowey se merece un One-shot con la rayis. ~

Stay away from me. [HorrorFloweyxReader] One-shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora