Acatalepsy

The Joker

Las paredes de color blanco de aquel pequeño cuarto se alzaban ante él, encerrándolo entre el vapor que se impregnaba en ellas debido al agua caliente caer del grifo plateado; pegado a los azulejos. El agua lo abrazaba, acariciándolo lentamente, tocándolo suavemente como sólo ella sabe hacerlo, como sólo la lluvia sabía hacerlo.

Levantó su mano y la entrelazó en sus cabellos castaños, los cuales se encontraban pegados a su rostro. Los corrió hacia atrás, dejando a la vista sus facciones finas, pero a la vez masculinas. Levantó el rostro, dejando que el agua cayera directo en su cara. Sentía esta golpearlo suavemente en las mejillas, en la boca, en la frente y en sus párpados.

Sus labios se encontraban apenas entreabiertos, para así poder respirar entre las gotas calientes. Luego de unos minutos en la misma posición se alejó de aquella lluvia cálida. Tomó una botella chica, colocó un poco de aquel Shampoo en su mano y luego lo llevó a sus cabellos. Masajeó su cuero cabelludo; sus finas hebras castañas se entrelazaban en sus dedos en una suave caricia gracias a la espuma que se formaba mientras más las movía. Esta  escurría un poco por sus hombros y su pecho, dejando pequeños rastros que casi se camuflaban en su cuerpo al ser muy pálido.

Dejó de acariciar sus cabellos y los enjuagó lentamente, barriendo todo rastro de Shampoo. Sintió cómo el agua y la espuma agasajaba su cuerpo; desde su torso hasta los muslos y así desaparecer hasta sus tobillos y el suelo. Se alejó abriendo levemente los ojos y miró el suelo, la espuma se estancaban en los bordes. Se agachó levemente y tomó un poco de ella.

Miró sus manos por ciertos segundos y las juntó levemente, no apretándolas del todo palma contra palma, encerrando bastante cantidad de ese blanco burbujeo en ellas. Miró el chorro de agua que caía frente a él y se acercó hasta que esa calidez le tocó los muslos. Llevó sus manos bajo la lluvia, vio como el agua comenzaba a barrer esa espuma de ellas. Lo blanco desapareció, pero sólo por fuera. Se alejó del agua y abrió las manos, separándoles; viendo cómo dentro de ellas aún se mostraba lo que antes había sido barrido sin dificultad.

Sonrió suavemente al verlas.

El blanco, que color más puro, no había otro que se le comparase. La sonrisa comenzó a desvanecerse de sus facciones lentamente. La hermosa espuma que antes era blanca, ahora se teñía lentamente de rojo. "No...no una vez más "Pensó tristemente.

Negó con la cabeza de un lado a otro lentamente. Separó sus manos; parte de aquella espuma roja cayó al suelo de la ducha y fue barrida por el agua que corría libremente hasta la rejilla. Se movió rápidamente para quedar bajo esta que aún seguía saliendo caliente y dejó que ella barriera aquella cosa que se había pegado a sus manos. Se quedó  ahí por varios minutos, con la cabeza gacha y los ojos entrecerrados mirando sus pies. Sus cabellos se pegan a su rostro, el agua recorría desde las puntas hasta bajar por su mandíbula.

Se abrazó a sí mismo, sus brazos acariciaron su cintura suavemente pero al final el agarre fue todo lo contrario. Clavó sus uñas en su blanca y sedosa piel. Se arañó, pasó sus uñas de manera lenta y fuerte de tal manera que rápidamente comenzó a sangrar. Luego de un pequeño tramo dejó sus dedos en el lugar, aún hundidos. La sangre se mezcló con el agua, y ágilmente el castaño pudo ver cómo su sangre mezclada se alejaba de él, corriendo libremente  hacia la pequeña rejilla desapareciendo.

Miraba atentamente todo.

El agua comenzaba a ponerse fría y por eso decidió cerrar el grifo, más aún no se movió de su lugar. Su cabello ya no chorreaba, sólo goteaba por el agua que ya casi había abandonado su cuerpo al estar en la misma posición por varios minutos. La sangre seguía emanando, esta vez más notoria. Las gotas caían recorriendo desde la cadera para pasar por su trasero y finalmente por sus tersos muslos. Aquel líquido rojo y vital era poco, pero aun así se podía ver la intensidad con la que esta contrastaba su pálida piel.