La Almohada Ensangrentada

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La escarcha que cubre las ventanas del consultorio,mi taza de té y la larga espera que cubre todo mi ser.
Soy Winston Montgomery y sobre todo soy buen medico.
Él año era 1883, las nubes de enfermedades cubrían a toda Inglaterra, y yo, como él buen medico que soy decidí abrir mi propio consultorio en Main Street para poder sacar algo de dinero y ayudar a la gente.
Eh tenido el dichoso gusto de poder narrar mis aventuras con ustedes. Eh tenido varios casos difíciles con algunos pacientes, pero ninguno me había sorprendido tanto como La
Almohada Ensangrentada.
Era una tarde muy relajante, llena de paz y una tranquilidad enorme, cuando de repente un hombre que no media menos de dos metros entro sin tocar la puerta a mi consultorio. Llevaba ropa lujosa y zapatos recién lustrados, con la cara llena de tristeza y desesperación el hombre me dijo:
— Buenas tardes señor Montgomery, disculpe si fui algo brusco al entrar pero, necesito de su ayuda inmediata—
Yo con mi típica cortesía le conteste:
— No se preocupe señor, digame ¿que sucede?, ¿a que se debe que me necesite con tanta urgencia?....Oh por favor tome asiento —
El hombre se sentó y me contó su caso:
— Mire los hechos son estos, mi esposa no se ah levantado de la cama y no puede moverse, le hemos dado medicamentos y no ah habido resultados. No se que hacer señor Montgomery por favor lo necesito —
Dije yo:
— Mmm....vayamos a su casa señor para revisar mas a fondo su situación—
De inmediato el hombre salio y yo detrás de él, tome mi estuche medico y nos fuimos.

La casa de aquel hombre era extremadamente elegante tendría al rededor de cuatro pisos.
En él cuarto piso estaba su esposa, la vi, tenía él rostro demacrado y la piel ya casi grisácea de su enfermedad.
Abrí mi estuche y comenze a examinarla, no mostraba señales de haberse inyectado o de tomar algo que la pusiera de esa magnitud.
Mi mente se hacia pedazos por descifrar que pasaba, en la mano izquierda de la mujer había una rosa que decidí examinar pero de nuevo nada.
— Esto es interesante! — dije yo-
Él hombre dijo:
—Que sucede señor?—
Yo le exprese mi interés por el caso:
— Su mujer no muestra señales de ingerir algún veneno, tampoco haberse inyectado y la rosa es tan inofensiva como una pluma. Señor....—
— Wilson—interrumpio el-
—....Señor Wilson le mandare un telegrama cuando tenga la cura para su esposa y le expondré los hechos concretamente establecidos —
Le di la mano, y me retire a mi consultorio, lo que él señor Wilson no sabia era que tome una muestra de sangre de su esposa.
En cuanto llegue a mi consultorio comencé a examinar la muestra. Tardé tres horas en descubrir que en la sangre de la mujer había pequeñas dosis de toxinas  lo suficiente para matarla lentamente.
No dormí nada, me pase toda la noche pensando en como es que la esposa del señor Wilson estaba envenenada hasta que alrededor de las 4:23pm recorde lo que le dije al señor Wilson "La Rosa Es Tan Inofensiva Como Una Pluma",inmediatamente me bino a la mente que la esposa del señor Wilson no se había movido de la cama.
Le envíe un telegrama al señor Wilson 
         Para: Mr. Wilson
         Dirección: 1543 Molly Street
           "Tengo él antídoto. Espere a
              mi llegada"
                                      Firma: W.M.

El señor Wilson estaba impaciente por verme y al bajarme del carruaje me tomo del brazo y me llevo a toda prisa hasta la habitación de su esposa.
Le dije:
— Señor Wilson, sus almohadas están rellenas con plumas de ganso?—
Él señor Wilson dijo:
— Naturalmente señor eso que tiene que ver?—
— Mucho señor Wilson, en las plumas del ganso hay una toxina muy difícil de reconocer, y algunas veces estas plumas no están del todo descontaminadas, así que déjeme mostrarle algo—
Tome la almohada y se la quite a su esposa, él señor Wilson se alarmó y yo rompí la almohada para comprobar mi teoria y efectivamente eran las plumas.
La cabeza de la mujer parecía coladera, inmediatamente le di el antídoto.
Y comencé a ponerle gasas en la cabeza para evitar él sangrado, él señor Wilson con cara de susto soltaba unas lágrimas.
Luego de ese suceso, a las  pocas semanas el señor Wilson y su esposa me visitaron, la mujer del señor Wilson, Magda, me abrazo y me dijo:
—Señor Montgomery estoy infinitamente agradecida con usted, le debo la vida—
—No hay cuidado señorita es parte de mi trabajo — dije yo-
El señor Wilson me estrecho la mano y me pagaron £1000 libras yo por supuesto las acepte y la feliz pareja se fue.
Yo solo me reía pensando en "La Rosa Es Tan Inofensiva Como Una Pluma".
             

Sombras En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora