Embarazada de un Demonio (NARUHINA)

Capitulo 1

El frío viento de invierno se sentía por toda la ciudad de Tokio. El ajetreo de la ciudad no disminuía; nada podía detenerlo. El fin de año se acercaba y las personas parecían enloquecer por el hecho de que apenas les quedaban unos días para que el año se acabara. Las tiendas estaban a reventar, a pesar de ya haber pasado la Navidad. Los diferentes clanes de la ciudad lo celebraban a su manera.

*** 

Pov Hinata

El frío me cala en los huesos. Estoy frente al gran ventanal de mi habitación, que parece una suite de un hotel de cinco estrellas, y a pesar de que esta gran mansión posee calefacción en cada una de las habitaciones, puedo sentir el frío traspasar cada molécula de mi cuerpo. No sé cómo me dejé convencer por mi padre para que regresara a Japón después de mi graduación. A decir verdad, mi conocimiento sobre este país y mi familia es nulo, y eso se debe al hecho de que apenas después de mi nacimiento, mi madre me llevó a Estados Unidos y ahí crecí completamente alejada de la familia Hyuga. 

Nunca supe el motivo del divorcio de mis padres y algo muy interesante de ellos es que son masoquistas, ya que después de divorciados tuvieron otra hija, pero ella se vino a vivir con papá desde que tenía dos años, así que no la conozco para nada. Me paro del sofá al lado del ventanal y me dirijo a la sala de estar, completamente vacía. Un suspiro de decepción sale involuntariamente de mi boca. Maldigo el no haberme quedado con mi madre en Estados Unidos, pero fue mi padre quien insistió en que debería conocer y pasar tiempo con el clan.

Pero me encuentro completamente sola en este lugar. Mi padre y todos los demás miembros del clan tienen una reunión. Saco mi celular para ver si alguien se acuerda de mí, pero nada. El único mensaje que está ahí es el que mi madre me dejó por la mañana. Guardo mi celular y subo a mi habitación. Me quito la pijama, me pongo un pantalón de mezclilla ajustado, una blusa negra, una chaqueta de los yankees, sin faltar mis convers y mi bufanda. Ato mi cabello en una coleta alta. Fui directo a la cochera y saqué mi camaro negro. 

Al salir, noté que la luna estaba de un hermoso color rojo, pero no le tomé importancia y seguí conduciendo. La mansión estaba un tanto alejada de la ciudad, así que conduje media hora antes de llegar a la ciudad. El tráfico estaba horrible. Mientras doy un par de vueltas, logro ver un bar americano. Estaciono mi auto a un par de calles.

Al entrar no había mucha gente, el lugar era agradable, me acerqué a la barra y el cantinero me miro incrédulo como si fuera una cría

-Identificación- Su voz gruesa y su tono autoritario no me intimidaron. Se nota que no puede hablar el idioma de este país. Saqué mi identificación. Al verla, su mirada se relajó y me la devolvió.

-Me das un muerte negra y un shot de tequila- En sus ojos se notó la sorpresa. Mientras preparaba mi trago, me comenzó a hablar.

-No cree que es algo muy fuerte con lo que comenzar la noche- Me sirvió los tragos y puso ambas manos sobre la barra. Al verlo, me pareció guapo, pero nada interesante.

-Quiero celebrar mi cumpleaños y quitarme el frío que traigo encima, nada más- De un trago bebí el shot de tequila. Sentí cómo quemaba mi garganta.

El cantinero entendió mi indirecta y se fue a atender a los otros clientes. Sentí cómo otra persona se sentó en el banco que estaba a mi lado. 

Oí cómo ordenaba un shot de tequila y uno de vodka. Giré un poco la cabeza y vi a un hombre de cabello rubio, unos profundos ojos azules, una nariz bien cincelada, unos labios para morirse besándolos. Su camisa bajo la chaqueta de cuero dejaba ver sus bien formados músculos. Estaba embobada. La voz del cantinero me hizo volver de mi trance y regresé a mi trago para terminarlo y pedir otro.