No entiendo por qué todo el mundo quiere ir a Londres. Es una ciudad como otra cualquiera en la que no deja de llover, y la gente no es que sea muy amable que digamos. Yo prefiero las ciudades más grandes, que tengan playas con aguas cristalinas, y arenas blanca, muchos edificios, y sobre todo gente que te comprenda y esté ahí a tu lado para todo. La verdad es que echo muchísimo de menos Los Ángeles, las carreras por el parque, las tardes en casa de mi mejor amiga Aly, y sobre todo esos paseos por la ciudad en los que arrasábamos todas las tiendas. Echo de menos mi casa, mi familia, mi ciudad. Tuve que venir a Londres por todo el lío que se montó con mis padres. Yo creía que ellos se querían, pero pude ver que las cosas no siempre son como se creen.
Mi hermano dice que esto no es tan malo, que sería mucho peor si mi tía Cecilia, o Cis como la llamamos nosotros, nos hubiera acogido en su casa. En parte tiene razón, pero ahora tengo que empezar mi último año de instituto antes de ir a la universidad y no estoy muy centrada en los estudios. Tampoco soy una chica muy sociable así que me va a costar hacer nuevos amigos, yo simplemente quiero vivir en una familia normal, de esas donde hay un padre y una madre feliz y ser unos cursis enamorados. De esas donde tus problemas sólo son los chicos y que esmalte de uñas usar.
Pero ahora me tengo que sacar todas esas cosas de la cabeza, y centrarme en caerle bien a la gente el primer día de instituto. Estoy plantada en la parada esperando a que llegue el bus, y la verdad no sé ni lo que siento, por una parte estoy contenta de poder ir a hacer nuevos amigos, pero por otra parte tengo miedo, y estoy bastante nerviosa.
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En cuanto llegó el bus, saqué la tarjeta que me dieron en el instituto para que me saliera más barato y subí. No había mucha gente así que me sentí aliviada. Fui hasta el final de aquel vehículo y me senté, sacando mi móvil y poniendome los cascos para escuchar a mi grupo favorito, Mcfly.
Después de unos 15 minutos me bajé en la parada del instituto. Por fuera era muy grande, parecía de lujo pero no creo que lo fuera, a medida que me acercaba me paré para ver un cartel que ponía: ICL (Imperial College London) El mejor colegio de Londres para los mejores alumnos. Vaya, esto va a ser más difícil de lo que pensaba.
Andé hasta la puerta de entrada subiendo unas grandes escaleras, cuando la atravesé, un montón de estudiantes andaban por los pasillos hablando entre ellos, murmurando cosas que supongo que eran sobre mí, y sobre todo mirándome. Intenté mirar al suelo sin centrarme mucho en sus caras, pero me era bastante difícil. Fui directa al despacho del director para que me diera mi horario, y me dijera que clase me tocaba ahora. Dí tres golpes en la madera, y un señor con barba blanca me abrió la puerta con una gran sonrisa en su cara.
"Pasa, tú debes de ser Ashley Cartes la nueva estudiante procedente de Los Ángeles si no me equivoco" La verdad es que me sorprendió un poco que se supiera mi nombre completo, y mi lugar de procecencia, pero parecía buen hombre.
"Sí, soy yo" Le dediqué la mejor de mis sonrisas, y me senté en una silla que se encontraba delante de su mesa. "Mire, venía a pedir le mi horario, y a que me pusiera un poco al día de todo esto" Me miró, y sacó de uno de sus cajones una carpeta roja, de la que sacó un papel que acontinuación me entregó.
"Tomá, aquí tienes tu horario, y las normas del instituto, corre a clase de filosofía si no quieres llegar tarde tu primer día de clase"
Después de darle las gracias salí del despacho, empecé a andar cuando me dí cuenta que no tenía ni idea de donde estaba la clase de filosofía. Vi a una chica pasar y le pregunté.
"Hola, soy nueva aquí, tengo clase de filosofía y no sé donde está" Le dije, la chica morena con unos bonitos ojos verdes me sonrió.
"Hey, soy Boo, encantada, yo también tengo clase de filosofía, si quieres puedes venir conmigo" Creo que cuando dijo eso vió en mi cara un gesto de alivio. Parecía buena chica, iba con una camiseta blanca ancha y unos vaqueros pitillos remangados acompañados de unas converse. Al contrario, yo iba con una camisa y unos pantalones de vestir. Me sentía un poco desencajada, pero no soy de las que cambian su forma de ser para no ser... mmm... diferente.
La chica ... ¿se llamaba Boo no? Sí, Boo, me guió hasta la clase de filosofía. Una vez allí, abrió la puerta y asó, y la seguí analizando cada cosa que hacía. Ví como caminaba hacia una mesa libre al lado de un chico de pelo castaño, y ojos color miel. Yo me quedé quiera sin saber donde sentarme, miré al profesor, que pronto se dió cuenta de que era nueva, y reaccionó.
"Bueno chicos, hoy tenemos a una chica nueva llamada ..." Me miró de reojo, y yo le susurré mi nombre para que nadie más lo oyera. "Ashley Carter, espero que la tratéis bien" Me señaló un sitio al lado de una chica rubia con ojso azules que se sentada detrás de Boo, la chica que había conocído antes. Fuí, dejé mi mochila en el suelo, y me senté.
"Hey Ashley aquí va Lou, un amigo, en realidad este sitio está ocupado" La miré, y rápidamente hice amago de levantarme cuando una mano me agarró del hombro para que me sentara de nuevo.
"Venga Mart dejala que se siente, es nueva, y Lou a lo mejor no viene hoy" Boo le había dado a entender a la chica que quería que me sentara cerca de ella, y así lo hizo, me dejó sentarme a su lado, pero yo sentía que ella estaba un poco molesta por lo ocurrido.
