Vieil ami

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Viejo amigo, me alegra encontrarle de nuevo, he renunciado a todo, hasta a mis sueños. –con su quebrantada voz y tomando asiento, reclamando al mundo por su mala suerte-

- Renunciar a los sueños es renunciar a sí mismo, si renuncias a ti, estarías renunciando a la vida. – le explique sentándome a su costado.

No puedo creer que las personas sueñen algo, si nunca se cumplirá. ¿Cuál es tu sueño? Seguramente tampoco has logrado cumplirlo. –pregunto irónico con un tono algo fuerte.

- Soñar es fantasioso, pero a veces ese pequeño toque de magia resalta en momentos oportunos, si tienes un sueño nunca renuncies a el. Mi sueño, aunque ilógico, es volar. –Le respondí-

Volar, el sueño que el hombre llevo a cabo gracias a los hermanos Wright. -Recalco asumiendo su sabia respuesta.

- Querido amigo, si volar en un avión o en algún aparato tecnológico me reiterara el loco placer de esperar que unas enormes alas se desplegaran de mi espalda y me elevaran a lo alto del firmamento, quizás entonces en ese momento aceptaría reemplazar mis sueños por otros medios, más como sé que no sucederá, bueno quizá suceda en aquel majestuoso momento de desprender el alma del cuerpo, mas no afanaría el momento, para ser un buen soñador a veces necesitas de paciencia. –musité con sobriedad.

Solo pude observarle como intentaba responder a mi explicación. -él silenció en palabras y asintió.

DE CAMINO A LA LOCURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora