Relato Isabel y José Manuel

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Relato Isa y JM:
Daban las 9 de la noche en la casa Alvarez-Lascurain el matrimonio ya estaba en su cuarto dispuestos a descansar luego de un largo día laboral.
Isa chequeaba sus redes sociales desde su IPhone mientras su esposo veía la televisión casi con los ojos cerrados pero algo interrumpe su acción.
Isa leía con mucha atención los tweets mientras mordía su labio inferior de su boca y jugaba con sus piernas moviéndolas lentamente.
José Manuel no pudo dejar de observarla. Así tan sensual sin querer serlo. Isabel notó que su esposo la estaba viendo y dijo.
Isa: Qué sucede amor?
JM: Estás insoportablemente sexy gordita *con lujuria en sus ojos*
Isa: Payaso!!! Qué dices?!
JM: Que, no me crees?
José Manuel se acerca a ella deseoso de besar esos labios, mientras lo hacia veía el pequeño espacio del pecho que dejaba ver el pijama que no era nada provocativo pero en ese momento le pareció totalmente erótico.
José Manuel fue bajando por el cuello de Isabel para por fin hacer estragos en los senos de su amada esposa. Los apretaba, los succionaba, para él era un verdadero deleite saborear el cuerpo de su esposa.
Isa respondía con gemidos y diciendo su nombre en varias ocasiones cuando ameritaba algunas instrucciones.
José Manuel loco por complacer a su esposa, con su mano baja hacia la zona íntima y erógena de Isa.
Allí comenzó a jugar con su ropa interior, era un juego de tortura pero de placer al mismo tiempo para ella.
José Manuel en un arrebato quita las bragas de su esposa e introduce dos de sus dedos en la ya humedecida femineidad de Isabel.
Ella arquea su espalda hacia atrás y grita su nombre.
José Manuel sólo quería complacerla, sentir su sudor, su olor, su sabor a mujer.
Isa en un deje de aire le dice.
Isa: No aguanto más amor! *cerrando sus ojos conteniendo el éxtasis del momento*
José Manuel entró en ella despacio viéndola y apretando uno de sus senos.
Isa gimió y al borde de perder la cordura le pide que lo hiciera más fuerte.
José Manuel incrementa las envestidas, tenían un ritmo y fuerza tal que casi rompen la cama, pero no les importó, estaban ahí, solos en su mundo locos por complacerse y sentirse.
Los minutos pasaron y fue cuando Isabel comenzó a sentir electricidad en todo su cuerpo y una hermosa necesitad de aire el clímax estaba a un movimiento de llegar.
Allí los encontró sudados y plenos.Los besos y las caricias eran parte de la escena final de aquella noche improvisada.
 

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