Capítulo 4

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IV




—Kriegger.

Lucius estaba monitorizando los movimientos de sus hombres durante la sesión de entrenamiento cuando la radio de la consola de control emitió la voz del praetor Verner. No era la primera vez que le llamaba en los últimos tiempos, pero sí la primera vez que se mostraba preocupado.

Kriegger tiró del cable del micrófono todo lo que pudo y respondió sin apartar la vista de las pantallas de monitoreo del campo de entrenamiento.

—Aquí, Kriegger.

—El Káiser está transmitiendo, Kriegger. Debería venir de inmediato al puente de mando; quieren hablar con todos, incluido usted.

—¿El Káiser transmitiendo? —preguntó con sorpresa—. Menuda novedad. Deme unos minutos.

Ancel Petrov jamás utilizaba las redes para contactar con ellos, y mucho menos para transmitir información relevante como parecía ser el caso, pero tras haberse adentrado en las tormentas y haber quedado inactivos los portales, aquél era el único modo de poder contactar con ellos con un mínimo de seguridad.

Kriegger ordenó a Adler Braven que ocupase su lugar. Aguardó a que el veterano captain escapara de las ráfagas de viento y nieve creados por el sistema de realidad virtual y, una vez relevado, salió al exterior.

Cuando llegó al puente de mando ya estaban todos reunidos en la sala de comunicaciones.

Berith esperó a que Kriegger tomara asiento en una de las cinco incómodas sillas de cristal de la mesa central para apagar el alumbrado. Activó el sistema de insonorización, cerró las puertas con el registro digital y, convertida ya la sala en una fortaleza impenetrable, inició el sistema de transmisiones situado en el centro de la mesa. Del cristal central surgió la proyección de Ancel Petrov.

El Káiser les dedicó una mirada amenazante desde su trono a modo de saludo.

—Aquí Ancel Petrov.

Su voz sonaba mucho más atronadora que la real.

—Le escuchamos, Káiser. —Fue la única respuesta por parte de los miembros de la Valkirie—. He reunido a los praetores, tal y como me ordenó.

—Buen trabajo, Kirsch. Hace unas semanas fueron informados de la inminente anexión de un grupo de miembros de Tempestad a su tripulación, pero según las transmisiones, el uso de portales está inhabilitado debido a las condiciones climáticas de la zona. ¿Tienen constancia de ello?

Por supuesto que la tenían. Todos sabían que el Capitán había variado el rumbo para lograr que la nave estuviese incomunicada, pero no el motivo. El nombre del causante, en cambio, sí que era de su conocimiento.

Convertido en el blanco de todas las miradas, Kriegger se vio obligado a intervenir.

—Kriegger al habla, mi káiser. Tenemos constancia de ello, pero me temo que no hemos tenido otra opción que variar nuestra posición. Las rutas de avance han sido cortadas por tormentas y agujeros negros. Ahora mismo ésta es la única medianamente segura.

—En nuestras cartas de navegación no hay señal de tormentas, Lucius Kriegger —respondió Petrov con frialdad—. La modificación del rumbo de la nave era innecesaria. Quiero un motivo, y lo quiero ya.

Sujeto 5.555Donde viven las historias. Descúbrelo ahora