Capítulo 2

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Habían pasado dos días y ninguno de mis amigos me había hablado. Si no me organizaban una fiesta sorpresa sería milagro.

Me levanté de la cama, eran las 9:57 a.m., suspiré, era temprano. Desbloqueé la pantalla de mi móvil, me vi el típico símbolo de Wattpad en la bandeja de entrada, miré extrañada este y me dispuse a bajar la ventanilla, seguramente sería mi madre. O tal vez no, era Aina.

Mi vida, el Huntah y yo te esperamos esta tarde en su casa. Si es posible a las cuatro y media. - a las 8:30

Y si pasas por la tienda de kpop de la esquina, entra y comprame Reloaded, de Luhan. Gracias. - a las 8:31

Qué pesada estás con los malditos chinos. - a las 9:59

Si paso por allí cuando vaya a casa de Hunter te lo compro. - a las 10:00

Suspiré, me tenía amargada con los chinos asquerosos. Me quedaba tiempo de sobra, así que fui a la ducha, me vestí y todas esas típicas cosas. Cogí un abrigo y las llaves de mi apartamento y salí de este. Empecé a caminar, hacía frío. Pensaba en volver atrás para coger una bufanda, pero sólo en pensar que tenía que sacar mis manos de los bolsillos para coger las llaves se me quitaron las ganas. Mi camino fue tranquilo, niños jugando por las calles de Madrid, familias dando paseos, gente saliendo y entrando de tiendas con mi has bolsas... Esto es lo que traía la Navidad. Sonreí, todo lo anterior nombrado me recordaba a mi infancia. Justo llegué a mi destino, toqué el portero y me quedé esperando a que mi madre se dignara a abrirme.

Al abrir la puerta de la pequeña casa mi madre me dio un fuerte abrazo, también un beso en la mejilla.

—¡Pili! Cuánto tiempo, mi vida... — Se notaba la felicidad en la expresión de su cara. — No sabes lo feliz que estoy porque estés aquí. Pasa, pasa, abuela, papá, tu hermano y la mayoría de tus tíos están aquí. Pasé adentro de la casa, con lo que mi madre hizo lo mismo y cerró la puerta

•••

Eran las cuatro menos veinte y yo esperaba salía andando de la casa de mi madre hacia la casa de Hunter, me había olvidado por completo hasta que el moreno me mandó un mensaje avisándome sobre esto.

Lo mismo que antes pasó, las calles seguían llenas, incluso me costaba hacerme paso entre la gente.

Al llegar al edificio en el que vivía Hunter pulsé el 21, que era su número de piso, a los segundos me abrió. Algo de Hunter que a nadie le gustaba, y es que era demasiado confiado, podría estar tocándole el portal un ladrón, él abre igualmente.

Subí por el ascensor y cuándo ya estaba en el cuarto piso me bajé de este y toqué en su casa. No tardó nada en abrirme.

Hizo un gesto con la mano, invitándome a pasar, yo pasé y acto seguido él cerró la puerta.

Me guió hasta el salón, dónde se encontraba Aina viendo algo en la televisión. No me importé bastante por eso, la verdad.

— ¡Hola! Qué goals que vinieras. — Me miró y yo negué con la cabeza, sabía que se refería al disco. — Ven, siéntate aquí. Hunter y yo tenemos un regalo para tu cumpleaños... — Yo me senté en el sofá y la morena salió corriendo, literalmente perdiéndose por el pasillo. Hunter le seguía, pero no iba corriendo. A los pocos minutos la vi volver a aparecer con una pequeña caja en sus manos, la cual se la dio a Hunter, este le dio una pequeña mirada junto a una sonrisa y luego se dirigió hacia mí.

— Nos ha costado bastante caro, Aina ha perdido sus ahorros para el concierto de sus coreanos. Pero mientras tú estés bien... — El chico sonrió y me tendió la pequeña caja. Yo la cogí y poco a poco fui abriéndola.

Hasta encontrarme con dos papeles, los miré. Eran para el último partido del Atlético del Madrid. Sin pensarlo ni un poco corrí hacia los dos, -ya que ahora estaban al lado del otro- para abrazarles cómo si de mi vida se tratara. Ellos me correspondieron como pudieron y al cabo de unos segundos nos separamos.

—Much-muchísimas gracias... O-os q-quiero mucho...

— No tienes porqué darlas. — Los dos hablaron al unísono. — Pero mejor que vayas preparándote para mañana, este chaval irá contigo. — Ahora habló Aina mientras mantenía una sonrisa burlona.

— Aina se quedará viendo American Horror Story mientras se come tres botes de helado de chocolate por la depresión que le va a entrar al no tenerme cerca y susurrando cada dos por tres; a ver si me muero. — El moreno empezó a reírse y Aina le dio un pequeño golpe en el hombro, este soltó un leve quejido.

— Bueno, yo ya cumplí mi función aquí, me vuelvo a mi habitad natural. — Aina me miró y me dio un pequeño abrazo. Luego se acercó a Hunter y se puso de puntillas para dejar un beso en su mejilla, el chico, que estaba rojo de la vergüenza le dio una última mirada mientras cerraba la puerta y luego me miró a mí.

Yo también debería irme, pues tenía que preparar muchas cosas para mañana. — Hasta mañana Hunter... — Dejé ver una pequeña sonrisa, con lo que el contrario también correspondió y luego repetí la misma acción de Aina, salí de la casa para dirigirme a la mía.

Bueno sé que he tardado demasiado pero aquí lo tenéis. ❤

Besis de fresi. ❤

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2017 ⏰

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