No te haré daño.

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Un día escolar como cualquier otro. La jornada ya había terminado y ahora estaban caminando hacía su destino. Ya hacía buen tiempo que no disfrutaban del uno y el otro. Al ser de distintos colegios no podían verse a menudo; Mob se había encontrado trabajando en la agencia de Reigen, otro motivo para que no hayan podido estar juntos. Teruki nunca quiere ser una molestia para su pareja y decide esperar el fin de semana.
Pero ahora se encontraba feliz. Estaba emocionado porque este día ninguno de los dos tenían ocupaciones y podían disfrutar su tiempo juntos como los novios que son.

Para sorpresa del pelinegro, Teru lo llevó primero a comer a Takoyaki a un buen restaurante que él mismo le dijo que en ese lugar preparaban la mejor comida tradicional japonesa. Claro que Mob no come demasiado pero al ser de sus platillos favoritos simplemente no lo iba a dejar pasar.

En la pequeña guía mental de teru sobre tener "una cita", seguía el plan de ir por un helado mientras caminaban tomados de la mano hacía el campo, un campo que a Shigeo le gustaba.

Una vez saliendo del restaurante Teru llevó a cabo su idea y cedió a tomarle su pequeña palma de porcelana tan suave y frágil que en una ocasión casi lo mata pero pasado es pasado y presente es presente. Ahora tiene cabello real y humildad de sobra.

El pequeño de cabellos negros se sobresaltó ante tal acto. A él le resultaba atrevido hacer un agarre de manos en público, de sentía avergonzado y comprometido pero muy feliz y con Teru a su lado era espléndido.

—Helado de vainilla, el favorito de Kageyama-kun— dijo el ojiazul con una gran sonrisa que a Shigeo le transmitía mucha tranquilidad, tras haberle entregado un cono de galleta con una gran bola de helado encima, y el rubio con una paleta congelada de mango.

Disfrutaban el paisaje. A Mob le encantaba apreciar el cielo, mientras que a Teru le fascinaba apreciarlo a él. Quería grabarse de memoria cada facción de su cara, saber con exactitud el tono claro de su piel, el ángulo de sus cejas, sus ojos que, aunque eran de un color común, le gustaban por lo que podían transmitir. Contemplaba ese perfil que Mob tenía por posición y al contemplarlo por mucho tiempo le entraron unas inmensas ganas de besarlo y abrazarlo, estar así por siempre. Pero Mob sigue siendo reservado y Teru estaba seguro de que si hacía algo como eso, de seguro le daba un buen golpe.

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Es una relación demasiado pacífica, no tienen conflictos y hay buena comunicación, se aconsejaban y se escuchaban; reían y se enojaban. Pero aún falta algo. Algo que ambos deseaban pero no se atrevían a mencionar. Algo que la pubertad y las hormonas exigían.

No hombre, si eso se hace en el baño, ¿cómo crees que vas a usar a tu pareja para satisfacerte?

Ambos lo deseaban, ¿qué hay de malo en eso si el sentimiento es mutuo?

La verdad es que Teru, desde hace un tiempo ya había planeado un momento así, okay okay tal vez no planeado, pero sí imaginaba cómo su amado Esper le entregara lo que se pierde y no se recupera. Vaya manía de andar divagando sus pensamientos en algo como eso.
PUES HOY ESO SERVIRÍA PARA ALGO.
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Se estaba haciendo tarde y el sol ya estaba por esconderse. Decidieron regresar a casa, o eso es lo que Mob pensaba. Para su sorpresa estaban caminando hacía la dirección incorrecta, ni a casa de Shige ni al departamento de Teru.
—¿Un atajo?— musitó Mob tímidamente con su tono tranquilo.  Esa voz que al de cabellos dorados le gustaba oir cada vez que conversaban.

La cita planeada [One-shot Teru x Mob]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora