Cuando Molly conoció a Jim

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Eran casi las ocho de la noche y una suave garuga cubría las calles de Londres. Sabiendo que le aguardaba una larga noche, la taza de Molly contenía su tercer café y aguardaba con ansias por el cuarto. Avanzaba bastante rápido en los análisis que tenía que hacer, pero de pronto, su computador comenzó a tener problemas. Empezó a tardar más y el monitor se apagó un par de veces. Comenzaba a perder la paciencia con el departamento de mantenimiento cuando una voz que no conocía atendió al otro lado del teléfono. La chica le explicó la situación y dejó muy en claro que ya había reiniciado el equipo. Entonces, el joven le prometió subir al instante. Eran casi las diez, y – aparte de la guardia nocturna – el hospital estaba casi vacío. Conociendo el típico comportamiento de la gente de IT, decidió ir a rellenar su taza, sabiendo que el técnico tardaría. Abrió la puerta del laboratorio y mientras doblaba a la izquierda, oyó una voz a sus espaldas.

- Hola - dijo el joven, con una sonrisa nerviosa - me llamaron desde aquí para revisar un equipo - agregó.

Molly lo miró ciertamente sorprendida y le extendió una sonrisa:

-Am, si claro, pasa. Usualmente no vienen tan pronto - Comentó mientras entraban.

-Si, bueno, ya sabes, la gente de informática siempre está muy ocupada - bromeó el joven.

A Molly le gustó. Había algo en él, más allá de esa suavidad, de su timidez. Tenía un halo de misterio que le atraía mucho.

-Disculpa, ¿Cuál era tu nombre? - Preguntó ella, mientras él movía sus dedos con agilidad por el teclado.

-James, bueno, en realidad todos me dicen Jim - contestó, dedicándole una sonrisa temblorosa, para volver a su labor y preguntar: -¿Y tú?

-Molly, Molly Hooper. Un gusto, Jim y gracias otra vez.

Oh, no es nada, además, no debería tardar más de cinco minutos. - Respondió mientras ingresaba unos comandos.

Esperó el mensaje de confirmación, y cuando apareció, sonrió nervioso, revisando una vez más el equipo.

-¿Algo mal? - Preguntó Molly, sin entender nada de los caracteres que aparecían en la pantalla.

-No, o sea, si... no es nada terrible, es sólo que tiene que sobre-escribirse desde el principio. Tomará más tiempo del esperado. Alguien lo ha estado forzando mucho - explicó, totalmente concentrado en su labor.

-Sherlock... - susurró la chica, rodando los ojos.

-¿Perdón, qué? - Preguntó Jim, mirándola incisivamente.

-Oh, nada... solo... olvídalo, un amigo viene a veces y usa el material... - explicó.

Jim asintió y volvió a su labor. Luego de un rato dijo:

-Bien, ya casi. Sólo tomará - pinchó una ventana - media hora - comentó, alzando las cejas resignado.

Miró a Molly, intentando ofrecer una disculpa, pero ella le entregó una sonrisa bastante alegre en respuesta.

-Media hora es mucho tiempo, ¿no crees? - Preguntó ella - ¿Te parece si vamos por un café?

Jim aceptó y salieron. Bajaron a la cafetería y se sentaron en una pequeña mesa, en una esquina. James comenzó a observar a la patóloga insistentemente, recorriendo todo lo que quedaba a la vista sobre la mesa con los ojos. Casi no la escuchó, no había nada en su discurso que pudiese llamar su atención. Respondió de manera mecánica y simple las escasas preguntas que le fueron dirigidas y después de un rato, volvieron. Por cortesía, la dejó avanzar primero. Entonces notó por un breve lapso, que caminaba con gracia. Que, a pesar de la torpeza en sus gestos y trato social, su andar, seguro y tranquilo, era interesante. Observó el resto de su figura y le pareció atractiva. Mucho. Quizás su pecado radicaba en el exceso de simpleza, la dulzura extenuante, pero, al fin y al cabo, Molly era bastante bonita.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2016 ⏰

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