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Prepararse para un concierto y luego tener que presentarlo, era agotador, más cuando se realizaban una y otra vez, ¿Cuál era el fin de presentar el mismo show dos o tres veces en el mismo lugar?, sabía que muchas de sus fans no lograban asistir al primero y lo hacían al segundo, probablemente por agotar todas y cada una de las entradas, pero al final de cuentas si lo pensaba, las mismas primeras fans terminaban comprando la entrada para las tres presentaciones, sin cansarse de ver ninguna sola. Era impresionante como les admiraban, al mismo tiempo que no tenía lógica el fanatismo. Lo comprendía, el igual fue joven y admiro a otros, claro que no a ese nivel.

El llegar al hotel era el mismo alboroto de ingreso que a cualquier show, sus fans tenían una especie de súper poderes para teletransportarse desde el lugar del concierto al hotel en el que se hospedaban, incluyo llegando antes que ellos, ni juntos ni después, antes. Ya durante el camino había sido un sufrimiento tener los roces con el cuerpo de su hyung a su lado, donde sus manos rozaban las propias, unas caricias cómplices de sus pensamientos, tanto como esas miradas que le provocaban morder sus labios por inercia. Estuvo nervioso todo el camino. ¿Y quien no? Si Tae estuvo seduciéndole todo el camino.

El ascensor fue otra tortura más, ni siquiera la petición de las habitaciones compartidas le mantuvo distraído, solo escuchaba como Tae pedía el cuarto con él, para sentirse comodo, extraño pues este se sentía cómodo con JiYong, no había problema que ellos siempre tomaran las habitaciones compartidas, incluso con GD algo disgustado de la decisión de su hyung, Tae no cambio de opinión. Jiyong compartiría con Seunghyun mientras el, estaría con su hyung.

No tenía de donde pensar diferente, podía leer los pensamientos de Tae a una gran distancia, aun siendo separados por dos cuerpos, la mirada del contrario podía sentirla fija sobre su rostro, ¿No sabía disimular? ¿Dónde estaba su hyung que intentaba ocultarse del mundo? Claro, cuando se perdían de las cámaras y de las fans volvía a ser el mismo posesivo de siempre, ¿Quién lo diría?.

Ya era una costumbre sentir su espalda contra las paredes frías o la madera de las puertas, por las tantas veces en las que Tae lo acorralaba, sobretodo cuando quería pasar desapercibido de los demás, lo arrastraba tras el escenario, camerinos, sala de ensayos, el mundo se había convertido en un escondite para ellos. Todo cambiaba para bien, se alegraba de no haberse rendido. El que seguía su sueño podía conseguirlo. Su sueño era alcanzar el corazón de Taeyang, y parecía que ya lo tenía palpitando sobre su palma. Aunque en ese momento solo podía sentirlo latir contra su pecho en la corta distancia en la que estaban. ¿Qué corta?, si sus labios habían acabado con ella desde el momento en el que ingresaron a su habitación.

Su hyung se había encargado de cerrar la puerta y asegurarla poco antes de dejar que la lujuria consumiera sus cuerpo. ¿Por qué lujuria?, porque estuvieron ambos resistiéndose por horas el no tocarse más allá de sus abrazos y un roce de sus manos, sus cuerpos pedían el contacto del otro. Se habían hecho adictos entre ellos. Desde su primera noche juntos, era imposible evitar que sus pieles se erizaran con un simple contacto, pues sus corazones eran de esos que hablaban mejor que sus bocas, y para hacerlo, debían dejarlos latir.

Sus labios se encontraron entre tanto deseo, acariciándose unos contra otros, dejando que la temperatura aumentara cada vez más. Sentía como las manos de su hyung se encontraban en su cintura buscando deshacerse de esa playera, las telas a esas alturas eran incomodas, más con el calor corporal y el que estaba tomando el ambiente. Sus lenguas se encontraron, de tal manera que danzaron en la boca contraria.

—Ah... Hyung...—Gemir ya no era algo que reprimiera, al contrario, buscaba provocar a Tae.

—Se me esta haciendo muy difícil controlarme ya. Podría hacerte el amor en el mismo escenario. — Escucho de los labios contrarios llevando a sus mejillas un tono carmín de sus pensamientos culpables.

BaeRiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora