MELODÍA

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Una melodía es una sucesión de sonidos que es percibida como una sola entidad.  En ella, para que la armonía sea correcta, dos acordes suenan bien cuando tienen notas comunes.

Las personas buscamos muchas veces componer la melodía de nuestro amor.  Y debemos encontrar para ello nuestra propia armonía de pareja.


1. CLARKE GRIFFIN

No podía creer que estuviera teniendo un ataque de pánico.  Se tuvo que sentar porque la sensación de mareo era cada vez más fuerte.  No podía respirar. Se había enfrentado a lo largo de su vida a infinidad de tribunales.  Tocaba la flauta traversa casi desde que tenía memoria, pero esta era la oportunidad de hacer de su pasión su profesión. Y por la puerta grande. La Chicago Symphony Orchestra era todo lo que había soñado en su vida. Había ido pasando los diferentes procesos de selección y hoy era la última fase. Mañana la orquesta tendría nuevo flautista y esperaba ser ella.   Pero tenía que tranquilizarse.  Había preparado para la audición una pieza que le fascinaba.  Tenía claro que la obra Zeitflucht:Retrospection A de Cornelius Hirsch  era una afortunada e innovadora elección.  Pero tenía que tranquilizarse.


Le habían dicho que preparara un fragmento de entre diez y quince minutos de un autor contemporáneo y que después tendría un cierto tiempo para leer y preparar otra pieza que el tribunal le propusiera. Las pruebas habían empezado. Eran cinco aspirantes.  Ella era la última. Estaba escuchando tocar al primer participante. Era bueno, muy bueno,  pero ella también. Tenía que tranquilizarse.  Se dirigió a la sala de descanso que le habían asignado, para montar la flauta y tocar unas escalas. Debía calentar el instrumento.


Abrió la puerta y se acomodó en el sofá.  Recostó la cabeza, cerró los ojos y se concentró en su respiración. Colocó el estuche de la flauta sobre sus muslos y respiró hondo.  Inspirar, espirar, inspirar,  espirar.  Ya lo tenía.  Habían desaparecido las náuseas y  la taquicardia y había recobrado el control sobre sus emociones. Ya  lo tenía.  Abrió los ojos,  irguió el cuerpo y comenzó a abrir el estuche de su instrumento.  Allí apareció brillante y cuidadísima  su flauta. La acarició con mimo y fue ensamblando sus piezas.  La miró y se puso de pie.  Se la acomodó bajo los labios y una sensación de calma y de control la invadió. Cuando la soplaba perdía la noción del tiempo.  Al rato una bombilla roja encima de la puerta de entrada a la sala de reposo comenzó a parpadear.  Era la señal que le indicaba que el candidato anterior a ella estaba tocando ya.  Respiró hondo,  buscó en su bolso la partitura,  se alisó el vestido y agarrada fuertemente a su flauta,  como si de un salvavidas se tratara, se dirigió a la zona de bambalinas.


La cuarta aspirante, una mujer madura y enjuta estaba ejecutando el último movimiento de la obra.  Estaba nerviosa y se le notaba.  Inspirar, espirar.  Ya era su turno.  Se cruzó con la mujer. Creyó ver sus ojos bañados en lágrimas.


"Ahí vamos"   se dijo. La sala imponía.  Era espectacular.  Se tomó  unos segundos para recorrerla con la vista. Con capacidad para más de dos mil quinientas personas y una acústica excelente desde cualquier punto de la misma. Solo por sentarse en este escenario había merecido la pena el largo proceso de selección. Se acercó al centro, colocó la partitura en el atril,  acomodó su vestido con la mano , posó la flauta bajo sus labios, cerró los ojos, inspiró fuertemente, dirigió su vista a los papeles que tenía delante y con un ligero movimiento de cabeza su flauta pareció cobrar vida.


2. LEXA WOODS

Recordaba perfectamente la tensión cuando dos años atrás optó a una plaza de pianista en la Sinfónica. Consiguió la vacante, pero su mundo se desmoronó. Tenía su vida organizada en Nueva York cuando se enteró de que la Sinfónica de Chicago necesitaba un pianista. Hacía seis meses que se había ido a vivir con Costia y estaban muy enamoradas. O eso creía.  Costia todavía andaba haciendo masters para completar sus estudios de Publicidad y ella tenía un buen trabajo componiendo música para películas, que complementaba con sesiones como pianista en un grupo modesto de jazz que la divertía terriblemente.  Cuando le dijo a su pareja que iba a presentarse a las pruebas de selección en Chicago todo fueron arrumacos y besos, "Eres estupenda, ve y déjalos perplejos"  decía Costia cuando se lo consultó  "Tienes que perseguir tus sueños".

MELODÍA (RELATO CORTO)COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora