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Relato del hijo pródigo

Lucas 15:

11 Entonces dijo: “Cierto hombre tenía dos hijos.  12 Y el más joven de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me corresponde de la hacienda’. Entonces él les dividió su medio de vivir.  13 Más tarde, no muchos días después, el hijo más joven recogió todas las cosas y viajó al extranjero a un país distante, y allí malgastó su hacienda viviendo una vida disoluta.  14 Cuando lo hubo gastado todo, ocurrió un hambre severa por todo aquel país, y él comenzó a padecer necesidad.  15 Hasta fue y se acogió a uno de los ciudadanos de aquel país, y este lo envió a sus campos a guardar cerdos.  16 Y deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, y nadie le daba [nada]. 17 ”Cuando recobró el juicio, dijo: ‘¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí perezco de hambre!  18 Me levantaré y haré el viaje a donde mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.  19 Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados”’.  20 De modo que se levantó y fue a donde su padre. Mientras él estaba todavía lejos, su padre alcanzó a verlo, y se enterneció, y corrió y se le echó sobre el cuello y lo besó tiernamente.  21 Entonces el hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados’.  22 Pero el padre dijo a sus esclavos: ‘¡Pronto!, saquen una ropa larga, la mejor, y vístanlo con ella, y pónganle un anillo en la mano y sandalias en los pies.  23 Y traigan el torillo cebado, degüéllenlo, y comamos y gocemos,  24 porque este hijo mío estaba muerto y volvió a vivir; estaba perdido y fue hallado’. Y comenzaron a gozar. 25 ”Pues bien, su hijo mayor estaba en el campo; y a medida que venía y se acercaba a la casa oyó un concierto de música y danzas.  26 De modo que llamó a sí a uno de los sirvientes e inquirió qué significaban estas cosas.  27 Él le dijo: ‘Tu hermano ha venido, y tu padre degolló el torillo cebado, porque lo recobró en buena salud’.  28 Pero él se airó, y no quiso entrar. Entonces su padre salió y se puso a suplicarle.  29 En respuesta, él dijo a su padre: ‘Hace ya tantos años que he trabajado para ti como un esclavo, y ni una sola vez transgredí tu mandamiento, y, no obstante, a mí ni una sola vez me diste un cabrito para que gozara con mis amigos.  30 Pero tan pronto como llegó este hijo tuyo que se comió tu medio de vivir con las rameras, le degollaste el torillo cebado’.  31 Entonces él le dijo: ‘Hijo, tú siempre has estado conmigo, y todas las cosas que son mías son tuyas;  32 pero simplemente teníamos que gozar y tener regocijo, porque este hermano tuyo estaba muerto y llegó a vivir, y estaba perdido y fue hallado’”.

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