Llevaban dos meses viviendo en la ciudad más impresionante del mundo. Acostumbrarse a toda la multitud de gente, a los vehículos, al ruido, a todo en general les había estado costando bastante, pero empezaba a ser algo normal en sus vidas.
Cada mañana era igual pero distinta a su vez; Catherine Wood, una rubia de ojos azules, se levantaba para acudir a la escuela de teatro y Maya Hall, una chica morena de ojos oscuros, para ir a trabajar. A pesar de ser siempre lo mismo, cada día, al salir a la calle, se encontraban con un mundo distinto que las rodeaba. Aquello era Nueva York.
Empezaba a hacer frío y la gente comenzaba a abrigarse al salir. Catherine y Maya cogían el metro que tenían a 5 minutos de su piso alquilado en Upper East Side, un pequeño departamento con dos habitaciones, un baño, y una pequeña cocina-comedor, bastante antiguo pero bien cuidado. Algunas de las paredes, pintadas en tonos alegres, estaban repletas de cuadros (algunos del piso, otros de ellas) que daban un ambiente de calidez. Uno de ellos era un marco ancho de color caoba con un trozo de papel de wáter -sin usar, por supuesto- con cactus impresos. Era original y gracioso a la vez, fruto de una broma entre las dos amigas.
Por la misma zona estaba un cuadro donde aparecían cinco chicas sonriendo: ellas dos con sus amigas en su ciudad natal. Siempre era bueno recordar lo que tenían en la otra parte del mundo.
Había algunas fotos más de sus familias y algunas más recientes, tomadas en Nueva York.
Más apartada, en una mesita, había una foto muy graciosa; eran dos chicos, uno rubio y el otro moreno, con rizos, que sostenían un papel blanco donde había escrito: "We are single and waiting for you". Se trataba de dos de los integrantes de la boyband más importante del momento, One Direction, cada uno el ídolo de una de las chicas. El moreno pertenecía a Catherine, y el rubio a Maya.
El metro iba lleno, como cada mañana, pero todavía tuvieron suerte y encontraron asientos. Las dos bajaban en la misma parada, 15 minutos después de cogerlo.
-Vamos Cath -insistió Maya. Su amiga estaba leyendo un cartel en la pared.
-¡Ya voy! -respondió bufando.
Maya seguía en paso firme hacia las escaleras de salida del metro y Catherine la seguía a marchas forzadas. Cuando por fin estuvo a su lado, Maya le dio un empujón suave para bromear, pero su amiga chocó de lleno con un hombre que pasaba justo por su lado, bajando las escaleras.
-Lo siento mucho -se disculpó Catherine con una sonrisa amable en la boca. El hombre paró unos instantes y miró a la chica.
-No pasa nada... -respondió justo antes de girarse para seguir su camino. Catherine, sin embargo, se quedó quieta en su lugar.
-Cath, ¿vienes? -Ella seguía sin moverse, solamente observaba aquel hombre que tenía delante, alejándose poco a poco. En un momento dado a Catherine le pareció que los ojos verdes del hombre se clavaban en los suyos cuando él se dio la vuelta para mirarla-. Enserio, voy a hacer tarde, vámonos -Agarrándola por el brazo hizo que subiera las escaleras.
-Maya, ¿has visto aquel hombre?
La verdad era que no lo había visto, no se había fijado mucho en él pues llevaba una chaqueta hasta las rodillas y gafas de sol, y ella no solía observar ese tipo de gente, pero parecía que Catherine sí que se había fijado, y bien.
-No, no lo he visto. ¿Por? ¿Te ha gustado o algo? Porque podrías haberle pedido el teléfono móvil.
-La verdad es que me hubiese encantado, ya que el teléfono de Harry Styles no se tiene cada día.
-No, si razón no te fal... ¿Qué has dicho? -inquirió Maya cuando su cabeza ya había procesado la información.
-Maya, era Harry.