El Dinero no es Felicidad

Capitulo ◆2

Pero con razón que mi nana no me fue a saludar ni a recibirme, si aquí esta mi, por desgracia, mellizo, esta sentado en una de las bancas que esta junto a la barra de desayuno, con una gran sonrisa y compartiendo miradas cómplices con mi nana. No entiendo eso que dicen que los mellizos tienen que ser idénticos. Gianfranco es rubio óscuro, yo soy castaña, el parece un pan de leche, mientras yo soy como trigueña.

-¿No piensas venir a saludar hermanita?-Pregunta con una sonrisa y ojos juguetones, pero al verme bien su mirada decae.

-¡Claro que si idiota!- voy hasta donde esta mi hermano y le doy un fuerte abrazo, mientas descanso mi cabeza en su pecho me pregunta.

-¿Como van los abuelos?-Esa mínima pregunta hace que me de mas tristeza, casi cuatro mese sin vernos por que andaba en sus negocios, y justamente pregunta eso.

-Están de mal en peor Franco, hoy el Doctor de la abuela me dijo que esta mucho mas decaída que antes, que el cáncer puede que empiece hacer metástasis, aunque no lo entiendo. Se le han hecho tantos tratamientos, tantas cosas y es como si nada.- Mi hermano me abraza mas fuerte, levanto la mirada y encuentro sus ojos cafés empañados. Se que a el le duele mucho mas que a mi, para mi hermano sus padres son mis abuelos; es mas a el le a pagado mucho mas la muerte de Santiago que a mi.

-Franco por favor, tenemos que afrontar la realidad. Sabemos que ya quizás entre muy poco, ya no tendremos a los abuelos con nosotros; a demás tenemos que ser unos buenos tíos para Sofí.-Mi hermano se que esta triste, aunque Sofía es la niña de los ojos de la casa. Yo trato de ayudar al cien por ciento a mi cuñada Cristine con la niña, a demás que se ha convertido en mi mejor amiga.

-Jade por favor no me digas que hacer, se muy bien a que nos enfrentamos.- Lo dice tan serio que simplemente me da risa, ver a mi hermano serio es muy poco, siempre anda con una gran sonrisa.

-¿Y ahora de que te ríes mujer, tengo cara de payaso?- Su expresión me da muchísima risa.

-Nada, nada. El verte hablar tan en serio, que eso no es común que ti.-

-Ah ok! ya empezabas a preocuparme.-

Veo a mi nana, es una mujer de cuarenta y cinco años. De ojos cafés, cabello pelinegro y piel bronceada. Amo a mi nana.

-¿Pequeña que se te apetece cenar?-

-Nada de eso Paula, es como que bien tarde para que estes trabajando. Vamos a salir, y cenamos por fuera.- Como siempre de iventor.

-Eso no sera posible, por que hoy todos vamos a cenar juntos.- Escucho la voz de mi padre desde la puerta de la cocina. Dirijo mi mirada a mi padre, es un poco extraño verlo llegar tan temprano, va vestido como siempre, con su traje gris claro, su cabello marron esta un poco desordenado y sus ojos almendras se ven un poco tristes.

-Bueno, bueno. ¿Y es que ahora te la das de padre ejemplar?- pregunta de una forma muy desposta mi hermano. Mi padre solo baja un poco la mirada, se ve como un poco arrepentido.

-Franco por favor, deberias empezar a tratar con respeto a tu padre. Tanto tu como tu hermana no tienen la culpa de las malas desiciones que toman sus padres, pero por tal razon no vas a venir aqui a estar insultando a el hombre que a hecho lo posible para que no sufren por su madre. Ó se a matado dia y noche para poder darte cada capricho que te da.- Al escuchar como mamá Paula defie a mi padre y riñe a franco es un poco extraño, a diferencia de mi hermano, yo amo a mi padre, tendra sus defectos como todo; pero papá siempre a sido ese angel guardian para mi.

Franco al escuchar a Paula solo baja la cabeza arrependitido por lo que acaba de decir, se que papá no a sido el mejor; pero a hecho lo posible para que no sufrieramos tanto el rechaso de nuestra madre.

-¡Aja, toma tu tomate!- Termino hablando yo de estupideses, era para aligerar un poco el ambiente.

Mi padre, Paula y Franco se empiezan a reir por mis locuras.

-Bueno papá ¿Porque andas tan deprimido?- Pregunto, mi padre me mira pasientemente, no estoy entendiendo mucho porque piensa tanto para decir algo. Cuando se escucha un estruendo desde la sala y unos gritos.