Capítulo 2.

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Capítulo 2:

Entraba como cada día en ese edificio llamado hospital pero hoy iba un poco más rápido ya que era especial. 

-Hola ______, ¿que tal tu día?-Pregunta uno de los pacientes con una sonrisa al verla entrar en el edificio. 

-Muy bien Ismael, ¿como van las prótesis?-Pregunta ella saludándolo con una sonrisa mientras pasaba sus pies por la alfombra limpiándolos. 

Ismael era un chico joven, de unos 17 años de edad. Hace un año y medio le diagnosticaron cáncer en la pierna derecha, le amputaron hace un año y ahora está esperando poder caminar por si solo sin tener que depender de la silla de ruedas. 

-Esperando aún.-La mira con una sonrisa falsa. Se notaba demasiado que estaba harto de ir con ruedas por todos lados y al ser joven, quería hacer una vida normal. 

-Lo bueno se hace esperar.-Le enseño la lengua divertida mientras acaricio su cabeza dándole mi apoyo y susurró señalando hacía donde están las habitaciones antes de girarme hacía esa misma dirección.-Tengo que irme. 

-Felicita a Rubén de mi parte.-Oigo por última vez su voz y me despido de él con la mano. 

Caminaba murmurando alguna canción comercial y iba saludando a la gente que pasaba por mi lado ya que al venir tanto al hospital, los conocía a todos. 

-Hola ______.-Saluda Laura con una sonrisa entrando en el ascensor y mira la bolsa que tengo en una de las manos curiosa.-¿Hoy es el día especial?

Las puertas del ascensor ya se habían cerrado y las dos íbamos hacía la misma planta.

-Si.-Susurro con una sonrisa de oreja a oreja mientras asiento con la cabeza. 

-Se te ve feliz.-Me mira con un brillo en los ojos. Estaba preocupada.-Me alegro que así sea. 

Las puertas del ascensor se abren, dando una imagen de médicos y pacientes caminando por delante de él. 

-Bueno chica, me voy a trabajar.-Me da una sonrisa mientras las dos salimos del ascensor y antes de girarse hacía la dirección contraria me dice de espaldas:-Felicita a ese patán de mi parte.

-No lo llames así.-Respondo mientras río y la veo desaparecer entre los otros médicos e enfermeras.

Me giro entusiasmada hacía la habitación que tanto anhelaba entrar. Antes de entrar, respiro para hacerme la idea de lo que voy a ver y cuando estoy preparada, la abro sin pensarlo dos veces.

-Hola Rubén.-Cierro la puerta mirándolo acostado en la cama.-Hoy es tu cumpleaños amor. 

Me acercó a él uniendo su mano con la mía sin pensarlo dos veces. Estaba caliente, señal que aún estaba conmigo. Tenia que sonreír a pesar de que él no pudiera. Yo tenía que hacerlo para los dos. 

-Te tengo un regalo.-Despierto de mi trance al cabo de unos minutos de mirarlo en silencio y cojo la bolsa que tenía entre las piernas con una sonrisa.

Ese día era su cumpleaños número 27. Este año, lo íbamos a celebrar los dos solos. 

Intenté pasármelo bien a pesar de que él no pudiera estar conmigo. Le abrí el regalo y hablé con él cada segundo ya que no podía abrir los ojos. Tocaba su mano cada vez que podía para que supiera que yo estaba allí por si no me oía. Le contaba todo y a veces hasta le contaba algún cuento para que no se aburriera conmigo. Intentaba tratarlo como si estuviera a mi lado. Me quedaba cada tarde con él. Todos los días. Lo amaba. 

-¿Quién iba a decir que lo perdería? Dime por qué no te alcanzó mi corazón. Y llegaste sin decir explicación, sin consideración y terminó. Ya no me importa cuantos meses han pasado. Cuanto ha sido el daño que ha dejado tu traición. Ya no sé mirar hacía otro lado, ya tengo olvidado el pasado.-Susurraba acariciando su flequillo una canción de amor.

Me encontraba mirándolo con una pequeña sonrisa apoyando el rostro encima de la cama encima de mi otro brazo observándolo mientras estaba sentada en una silla del lado, situada en el medio de la habitación del hospital. Aún estábamos entre esas cuatro paredes de color blanco sin ningún dibujo o forma diferente al resto. 

Él aún seguía conectado a esa máquina que te informaba con un sonido, sus pulsaciones. Él respiraba pero no estaba vivo. No respondía. 

Los médicos no tienen esperanzas respecto a su estado. Dicen que hay muchas pocas probabilidades que abra los ojos en un futuro. Se puede quedar en estado vegetal toda la vida. Cuando me informaron sobre eso estuve a punto de caer en una depresión de alta escala pero gracias a mi familia, la de Rubén y mis amigos me supe levantar. 

-Déjame hablarte, déjame que hoy te cuente como me quema que te vayas.-Susurraba a punto de llorar mientras acariciaba su mano como si fuera de vidrio.-Entre lágrimas me duele, déjame verte.-Siempre lloraba al verlo tan indefenso y solo. Tenía miedo de olvidar su voz ya que hacía mucho tiempo que no lo escuchaba. Lo hecho de menos.- Una despedida y ya me quedo en este infierno al ver que hoy me olvidas.-Besaba su mano siempre, para demostrar el amor que tenía por él.-Párale los pies a ese reloj que nos controla, que no nos deja ser, que apaguen el sol de una vez.-Me acercaba a su rostro como cada día e intentando no llorar mientras susurraba pequeños versos.-Si supieras la agonía, decir adiós, perderte y no volver a verte más.-Acariciaba su cabello suave y largo mientras miraba cada uno de los rasgos de su rostro para no olvidarme nunca de la razón de mi existir.-Si pudieras revivirme.-Lágrimas caían sin previo aviso encima de su rostro.-Prométeme buscarme como una vez lo hiciste.

Lo besé, como cada día lo hacía pero está vez con lágrimas entre nuestros labios. Sus besos no correspondidos me hieren. Aún con los ojos cerrados me separé de él y aún sin querer abrirlos siento como un roce pasa por encima de mi mejilla, lugar donde en ese momento bajaba una lágrima de mis ojos. 

Abro los ojos al momento de sentir el pequeño contacto en mi piel y miro al autor de ese roce. No me lo puedo creer. Tapo mi boca para evitar un grito y cierro mis ojos sin creérmelo, al segundo de esa acción siento unos brazos rodeando mi cuerpo. 

Era él. 

-Rubén.

-_______.

Nuestros nombres habían sido nombrados al mismo tiempo antes de unir nuestros labios por última vez.  

Sueños Despiertos ·II Noches Deseadas· (RubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora