Mi corazón como una isla a la deriva.

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El amor pasa, pasa como cruel mascarada de una insolente sensación de aliento

robando e ilusionando el vaivén de las olas de las circunstancias que rodean el

entorno en el que la isla de mi corazón existe solitaria en un océano de desventuras 

y vivencias varias llenas de recuerdos y futuros encuentros.

el tiempo como cruel galerna azota la superficie de una solitaria y desolada isla

a veces, el destino como caricia solar calma y calienta la arena de sus playas, conforta, sosiega y da placidez a una isla anacoreta que solo ha sabido dar bien y amor a los antiguos archipiélagos que antes movían sus placas tectónicas como latidos unísonos conectados por algo extraño llamado amistad  que luego fueron tragados por el oscuro mar de los desencuentros, alejados en el horizonte incierto de un futuro ciego y delirante.

la isla como organismo ligado a su hogar en la tierra, ha sabido adaptarse ante las  inclemencias y caprichos del presente mismo como clima semi gélido de hojas que se caen y besan el suelo, ha creado amor por si, por sus plantas de recuerdos, sus animales de errores, victorias, anhelos, sueños y esperanzas. aunque estas ultimas estén en peligro de extinción al no alimentarse de las bacterias de fe de organismos microscópicos llamados principios y consejos positivos, ahora reina una plaga de insectos ponzoñosos, llenos de negatividad y desolación, ira y descontrol, desilusión y decepciones aunque como siempre persiste la posibilidad de que mañana sea mejor que hoy.

Las playas con nombres de mujer, poco a poco se vuelven inhabitables para cualquier ser, la sal en sus costas es tal a veces que no existen ganas de visitar alguno de los caminos de recuerdos que llevan a ellas, la geografía de la isla carente de un nivel fijo compuesta de llanuras y montañas casi seguidas y desniveles de animo se vislumbran en sus paisajes, un volcán activo mantiene viva aquella isla, con su lava azul agita el océano que lo rodea manteniendo lejos a las embarcaciones que se acercan, haciendo que los naufragios sean abundantes.

nadie puede habitar dicha isla, pues es muy difícil quedarse ahí, la gente le teme a si quiera acercarse,  aunque su subsuelo este lleno de sentimientos como piedras preciosas y minerales invaluables que cubiertos por una belleza natural opacada por una niebla de inseguridad y un carácter feroz, nubla la visión de las personas haciendo que se alejen.

solo el futuro como primavera y verano abrazador, es benévolo y hará que la vegetación crezca, que las frutas de esfuerzo sean grandes, que las cosechas de acciones buenas olvidadas por el tiempo mismo provean de sustento a todo en esa isla, que el mar se aquiete y la niebla desaparezca, que el cielo vuelva a abrirse y el sol sea permanente en dicho sitio, que el volcán se apague y el carbón se haga diamantes, que la penumbra desaparezca y la isla sea habitada una vez mas por alguna persona digna de todo aquello... alguien que halla vivido todo lo anterior y aun así quiera quedarse.

deseas ser tu...

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