Todas, alguna vez, nos miramos al espejo y vemos algo que no nos agrada, que nos gustaría cambiar. Muchas veces pensamos "¿Qué mas da? Es mi cuerpo y soy feliz siendo quien soy" mientras que, del otro lado, sigue el de "¿A quién piensas engañar? ¡Mírate! Das asco".
Comienzan las depresiones, los llantos que sólo compartes con tu almohada. Finges sonrisas mientras sabes bien que en tu interior estás muriendo mentalmente. Tu autoestima bajó notablemente. Te repites a diario que no eres los suficientemente buena, que a nadie podrías agradarle y piensas que los pocos amigos que tienes ni siquiera se dan cuenta de tu situación; sólo te aíslas de ellos y de los demás.
Empiezas a vestir diferente; ya no eres capaz de mostrar tu cuerpo por vergüenza, por miedo al rechazo ajeno. En algunos casos, piensas en situaciones que podrían poner/ponen en peligro tu vida. Cirugías costosas, dietas extremas o, hasta incluso, cortes en tu sensible piel. Ocultas tus ojeras con maquillaje y tapas tus cortes con mangas largas, pero no puedes tapar ese sentimiento de rechazo que ves que te ofrecen las personas con las que te rodeas.
Ya no te tomas fotos porque piensas que en todas te ves de la forma en que no quieres que los demás te vean. Caminas por la calle con la cabeza gacha para que no puedan reconocerte, escondiendo tu rostro con gafas de sol, con capuchas o con un delineado diferente y otro color en los labios. Tu música cambia, tus libros cambian, tus pensamientos cambian y, así y lentamente, muere la "tu" de la que siempre estuviste decepcionada.
Pasas las horas encerrada en tu cuarto, imaginando las cosas que podrían suceder si tu vida fuese diferente; si tu cuerpo fuese diferente. Comienzas a culpar a tus padres, a tus hermanos si es que los tienes y a tus amigos; a todo tu entorno. Culpas a las hamburguesas que prepararon el otro día en la cena, a los dulces que te dieron tus amigos, a las riquísimas comidas que te prepara tu abuela. Empiezas a culpar a la moda, a las zorras que pueden pagar lo que sea para verse bonitas. Tus tiendas habituales de ropa ya no venden diseños de tu talla; siempre más grandes, más chicos, que sobra tela por aquí o que le falta tela por allá.
Ya no comes o, por el contrario, devoras hasta lo que no hay en la alacena de tu casa. Te disgustas de tu cuerpo y lo que ingieres lo desechas en el baño, rozando tu campanilla y con el agua corriendo para que nadie escuche tus arcadas.
"Sólo es tu mente la que te deforma y le da forma a una imagen falsa que ves", by Porta.
Vuelves a mirarte en el espejo después de todos los intentos que has hecho por ignorarlo, por ignorar tu reflejo, por ignorar tu realidad. ¿Ya estás contenta? ¿Ya haz logrado lo que querías? ¿Haz alcanzado tu objetivo? Y, realmente, es que no. Las personas que te quieren se han preocupado por tu cambio aunque tu no lo hallas notado, tu madre ha preparado comida más sana pero nunca quitó los nutrientes y vitaminas que necesitabas, tus hermanos quisieron regalarte y ofrecerte todo su apoyo y comprensión que rechazaste con indiferencia, tus amigos dejaron de ofrecerte esas golosinas y, en cambio, ofrecieron invitarte a esa fiesta a la que tu no quisiste asistir, y tu abuela... bueno, tu abuela nunca va a dejar de cocinar riquísimo.
El punto es que no importa como luzcas, no importa como te veas, no importa lo que refleje el espejo, los que de verdad te quieren siempre estarán a tu lado y jamás van a rechazarte, ni por cómo luzcas, ni por lo que comas o por lo que vistas o, incluso, por tu orientación sexual. Y si, por la vida, te topas con alguien que no acepte tal y cómo eres, créeme cuando te digo que esa es la persona podrida de mente; esa clase de persona es la que tiene miedo, la que se avergüenza de lo que es, la que no acepta que a los demás les vaya mejor. Es esa persona la que se siente amenazada por sólo tu presencia, que se siente opacada por tu carisma y por tu fortaleza. Esa es una de las personas de las cuales debes alejarte porque, sino, tu vida va a ser miserable, depresiva e incomprendida por el resto de tus días.
"Y perderé una y mil partidas, y me caeré mientras tu me miras. Pero sabré que aproveché mi vida, y que lo hice cada día", by JPelirrojo.
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Complejos de una adolescente
Teen FictionNo todos los días nos vemos de la misma manera...