Al momento de tocarla con la yema de los dedos sentí como todos sus huesos se desplomaban con ella, como se erizaba su piel, derrumbándose frente a mi con la delicadeza que solo ella posee, arrastrándome con ella a ese asteroide de cola azul que surca el universo para estrellarse en aquel planeta de cielo rojo en diversos tonos y desiertos blancos; caigo rendido en tu pelvis infinita, con delicias afrodisíacas, hundiendo mis labios en tus caderas, haciendo estremecer todo tu cuerpo, apretándome con tus piernas y jalándome del cabello, escalando por tus senos, quemándome con el sudor sobre mi espalda a piel viva por la fiera que me arrancó esta, sobre aquel desierto blanco que nos cobija y nos da calor en plena noche. Me apasiono cuando el viento trae a mis oídos el susurro de tus deseos, me deleito cuando escucho tus gemidos, convirtiéndome a mi en una bestia sedienta de escuchar más, sedienta de descubrirte, sedienta de darte el placer que deseas; dicen que cuando una mujer descansa a lado tuyo es por qué de verdad se siente segura, en verdad se siente amada, no hay mejor placer para un hombre que ver a una mujer dormir, aquel paisaje donde su flora rejuvenece después de ser incinerado por un la lava del volcán, donde se dan sus primeros brotes de hermosas flores, ese momento mágico no se merece ser perturbado, aquel momento es para tomarle fotos y guardarlo en tu memoria para siempre, no quiero perturbar el hermoso momento, es tan perfecto que te hace desear que nunca termine.
