CAPÍTULO UNO

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             - Sum. - oigo levemente, no me importa.

             - ¡Sum! - vuelvo a oír, esta vez un poco mas fuerte - ¡¿Quieres prestar atención?!

Levanto la mirada del cuaderno. Estoy otra vez en esta estúpida clase de geografía con el señor Smert. Estoy acabando uno de mis mejores dibujos hasta la fecha. Es un paisaje de algún lugar lejos de aquí, no lo se a ciencia cierta, pero me gustaría vivir ahí. Aquí en Rusia no hace muy buen tiempo, hace frío el 90% de los días. En realidad me alegro. Si hiciera buen tiempo, Alisa me estaría llamando todas las tardes para ir de compras al centro. ¡Odio ir de compras! Ahora puedo quedarme en casa pintando o tocando el violín, así me relajo. Pero hay un inconveniente, no puedo hacer nada de eso hasta que salga de esta cárcel camuflada con el nombre de instituto.

             - Sum, ¿cuantas veces tengo que decirte que prestes un mínimo de atención en mis clases? - repite el Smert. Desde que le conozco en sus clases no me ha dicho otra cosa.

             - Perdone Smert. No volverá a pasar. -digo en tono convincente con tal de que no me suelte su típica charla.

             - La próxima ve... - le interrumpe el timbre que anuncia el fin de las clases.

Por fin ya a casa.

             - Aquí esta mi "pelirrojiza" favorita. - dice con media sonrisa.

             - La única que encontraras aquí. - dicho esto le doy un beso, como lo echaba de menos.

             - Y yo el único "pelinegro". Somos únicos. - se ríe.

             - Somos especiales. - corrijo.

             - Somos especialmente únicos. - me besa -. Vamos, Alisa y Yerik nos esperan.

Andamos durante unos minutos. Alisa esta apoyada en una pared al lado de las escaleras.

             - Hola. -digo mientras la abrazo.

             - Hola, me alegro de veros.

             - ¿Y Yerik? - pregunta Dustin.

A Alisa le cambia la cara de repente.

             - No lo veo desde hace dos días, salió con Erlent y no volvió. - dice realmente preocupada.

             - Últimamente sale mucho, no me da muy buena espina. - confiesa Dustin.

             - Corren rumores de que Yerik esta empezándose a meterse en problemas, y no precisamente leves. - digo.

Se que debería intentar tranquilizar y consolar a Alisa, ya que es mi mejor amiga y estamos hablando de su novio, pero tengo razón. Yerik es el típico chico que tiene pinta de esconder algo. Su media melena color oro y sus ojos azul marino, iguales que los de Alisa, inspiran algo de confianza y seguridad. Pero esa sensación no dura mucho si te paras a pensar que hará mientras esta con ese tal Erlent. Ese cuerpo musculado nos esta ocultando algo, estoy segura.

             - Bueno, será mejor que nos tranquilicemos y vayamos a casa. Seguro que esta bien. - intenta calmar los ánimos Dustin.

             -  Sí, vamos.

Una vez me despido de todos y llego a casa, me dirijo directamente a mi cuarto, mi pequeño santuario. Como todos los días a estas horas, no hay nadie en casa, es el mejor momento para ponerme a acabar el dibujo que hoy he dejado a medias en clase. Me siento en el borde de la ventana observando el cielo nublado que cubre el pequeño pueblo de Shept.

Poco después de acabar de pintar veo en la ventana de la casa de enfrente una figura familiar. Smert ya ha llegado a casa. Me hace un gesto tierno al que respondo con un movimiento de mano. Acto seguido corro las cortinas y me tumbo en la cama. Oigo la puerta de casa, mi padre ha llegado, pero no tengo fuerzas ni para decir un simple hola.

Lentamente pierdo el conocimiento.

¡No, otra vez no!

ZHIZNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora