Fanta.

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Michael se cruzó de brazos en medio del pasillos de bebidas. Sus amigos lo habían mandado a comprar Fantas, y él, como buen amigo (pasivo) que era, ahí estaba. Todo estaba bien hasta que ubicó las gaseosas en la parte más alta del refrigerador donde estaban.

Miró hacia los lados para cerciorarse de que no hubiera nadie e intento trepar la porquería esa. Pero aún así, no alcanzó. Gruñó, porque tendría que llamar a un empleado y eso sería aún más vergonzoso de lo que ya era.

—¿Necesitas ayuda? —una asquerosa vocesita lo hizo voltearse.

Era un chico demasiado alto, y por querer verlo a los ojos se quebró el cuello... No, es broma, pero casi. Eran azules, cabello rubio, lentes grandes, flaquito y tenía acné.

Iugh, que bonito, pensó Michael.

—No. —masculló.

El chico bonito sonrió inocentemente: —Si necesitas algo, estoy a tu servicio. —luego de decir eso, dio media vuelta y se marchó.

—Si nicisitis ilgi, istiy i ti sirvicii —Michael se burló, aunque ya el rubio no estaba— Puedo hacerlo yo, rubiecito.

Miró las gaseosas con arrogancia. Saltó, trepó, y casi bota todas las gaseosas por intentar alcanzar las bebidas. Todo sin éxito alguno. Y toda esta humillación frente a las cámaras de seguridad por culpa de Ashton y Calum.

Michael reunió aire (y valor) y fue a buscar por cada pasillo al larguirucho ese para que lo ayudara. Lo encontró en el pasillo de mascotas.

—Eh, tú. —llamó, queriendo sonar rudo y macho.

El chico levantó la vista de la cama para perros y al percatarse de que era el chico con cabello anaranjado sonrió.

—¿Puedo ayudarte en algo?

Michael hizo una mueca y sonrió con incomodidad: —Sí, de hecho. Eh, ¿tú puedes, uh... alcanzarme unas gaseosas?

—Claro. —accedió. Pasó adelante de Michael y lo guió hasta donde estaban las Fantas, miró hacia arriba y preguntó: —¿Cuáles quieres?

—Esas. —Michael señaló tres de envase anaranjado (como su cabello). Vio como el chico de acné se las entregó tan fácilmente y le agradeció.

También prestó la suficiente atención para leer la placa que traía en su uniforme que decía “Luke”. Bonito nombre.

Se quedaron en silencio porque eran estúpidos y no sabían qué hacer.

—¿Necesitas algo más? —preguntó Luke uniendo sus manos tras su espalda y viendo como Michael arruga su nariz pensativo.

—Sí, una cita contigo.

—¿Qué? —chilló Luke con desconcierto, mirando con grandes ojos como Michael balanceaba las bebidas.

—Sí, ¿qué dices?

—Mi mamá dice que no debo salir con extraños. —Luke rascó su nuca, mirando através de su flequillo.

—No soy un extraño, soy Michael, duh.

Michael mira como Luke balbucea cosas sin sentido y ríe. —¿Cuándo termina tu turno?

—Tecnicamente terminó hace media hora. —dijo Luke, parpadeando hacia él con un leve sonrojo en sus mejillas.

—Perfecto, entonces. Solo déjame pagar estas cosas —levantó las bebidas para enfatizar—, y nos vamos a comer un helado, ¿te parece?

Luke asiente con una pequeña sonrisa y ojos muy grandes. Mientras Michael va a pagar, él va a cambiarse el uniforme al baño por unos skinny jeans negros y una camisa gris, unas zapatillas y su beanie cubriendo la mayoría de su cabello excepto el flequillo.

Mete el uniforme en su mochila y la guinda sobre su hombro, luego sale del baño y espera a que Michael termine de recibir su cambio. Mira impaciente como la que lo atiende hace preguntas innecesarias de ofertas, rueda los ojos.

Cuando Michael por fin camina hacia él, llevando una bolsa en su mano, sonríe.

—Así que... ¿te llamas Luke, eh? —dice Michael, caminando lejos del supermercado junto a Luke.

—Sí... —dice Luke, no muy consciente de como seguir una conversación.

Michael no dice nada más y solo caminan en compañía hasta llegar a un parque con varias tiendas alrededor, entre ellas, una heladería.

Una vez adentro, pusieron la bolsa y la mochila sobre una mesa y se acercaron al mostrador para hacer sus pedidos.

—Buenas, ¿qué desea ordenar? —pregunta un chico bajito, castaño, ojos azules y voz chillona.

—Dos Milkshakes, gracias. —ordena Michael.

Luke le agradece y ambos se sientan a esperar su pedido.

—¿Cuántos años tienes, Luke? —pregunta Michael, mientras ordena su cabello con una mueca.

—Diecisiete. —murmura.

—Eres un bebé.

Luke alza una ceja y devuelve la pregunta: —¿Tú?

—Igual.

—Eres un bebé. —repite las palabras del tinturado con una sonrisa socorrona.

Los pedidos están listos luego de unos segundos de charla amena, los toman y regresan a su sitio.

—Está delicioso. —Luke dice.

—Lo sé.

Cuando acaban sus helados, toman sus cosas y salen, siendo recibidos por un ambiente muy de verano, hasta con pajaritos se pueden escuchar a lo lejos.

Luke siguió a Michael sin preguntar a donde iban, y el tenido estaba bien con eso. Después de minutos en silencio, llega a un lugar donde hay un puente.

—¿Quieres ver el río? —propuso Michael, y Luke asintió.

Michael se acercó a la baranda y miró sobre su hombro a Luke.

—¿No vienes?

Luke asiente y se acerca, mirando el río calmado bajo ellos.

—¿Ahí hay cocodrilos? —pregunta Luke con curiosidad.

—Averigualo. —y Michael tiró a Luke del puente.

Por eso no hay que confiar en extraños, lol.

Fanta [MUKE OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora