<<Perdón>>

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-Perdoname. Enserio, no queria hacerte sufrir, creí que jugabas. Perdón. Pero sabes que mi corazón ya le pertenece a alguien. Pero siempre te consideré parte de mi vida. Siento no haber sentido lo mismo que tú, pero jamás crei que fueras capaz de hacerlo...-

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Para el amor nunca se debe jugar. Son sentimientos, cosa que todos sentimos alguna vez en nuestra vida. Que te desilucionen, no es lindo. Quedas quebrada por dentro, sientes que tu mundo ya no tiene sentido sin él, en este caso, ella. La necesitas con el alma, pero no todos tienen un final feliz, ¿no?

Este era el caso de una joven peliblanca de nombre Puppet, de 15 años de edad.

Desde que tenia memoria, se enamoró de una chica rubia, joven al igual que ella, con actitud un poco bipolar, pero eso era lo que más le gustaba de ella. Sus ojos violetas la enamoraban cada vez más y más.

Siempre tuvo el apoyo de su hermana gemela; Marionette, que siempre la apoyaba para poder acercarsele. ¿Pero quien diria que todo podria fracasar? Ella nunca lo planeo asi, pero no todos podemos sonreir.

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La joven peliblanca se levantaba tranquilamente de su cama, con más felicidad que nunca. Hoy era el dia, hoy afrontaria sus miedos y dejaria atras toda su cobardía.

Se levanto de su cama alegre, no sin antes tenderla, fue hacia su armario y tomo el uniforme del colegio. Se aseo, se cepillo el cabello y fue a la habitación de su hermana para despertarla.

Al abrir la puerta no la encontró durmiendo como usualmente lo hacia. Entró sin más, pero seguia sin encontrarla. Puso sus manos en sus caderas mirando atentamente a cada rincón, y de pronto sintio un peso encima de su espalda.

-¡Ah!- gritó ella.

-Jajaja, tardaste mucho hermanota, asi que me desperte antes y te di un gran susto- dijo riendo aún en su espalda.-Es mas, toma- ella bajo de la espalda de su hermana mayor, y busco en su mochila una cajita de color morado que tenia un corazón en el centro- aqui esta el collar que le compramos a tu Chica-musitó Marionette.
Puppet solo limito a sonrojarse, tomando la pequeña cajita y la metio en su bolsillo.

-Vamos, no querremos llegar tarde- dijo.

Su hermana solo asintio, tomo su mochila y ambas bajaron a desayunar algo, no querian ir con el estomago vacio. Tomaron unas tostadas y salieron casi corriendo de su casa.

Puppet no podria estar más nerviosa, porfin se quitaria un peso de encima, el peso más bonito que nunca imagino. No podia dejar de pensar en ella, pero Marionette siempre la sacaba de sus sueños.

-¡Hey! Puppet te estoy hablando- dijo Marionette posicionandose frente a Puppet- ¿Sigues perdiendote en las nubes con Chica? Vaya, si que te gusta mucho.- dijo ofreciendole una gran y cálida sonrisa.

-No es que me guste, eso no es permanente. No es lo mismo gustar que enamorarse. Enamorarse es hermoso, es como si no podieras vivir sin esa persona, la necesitas contigo siempre, ella me hace suspirar, ella me hace sonreir, sonrojar y mucho más.- dijo y solto un suspiro, un tal suspiro de cualquier enamorada.

-Vaya, tendre que sacarte siempre de tus pensamientos entonces-.

Ambas rieron.

La campana sonó, indicando el inicio de las clases. Se despidireron y la joven de 15 años se dirijia tranquilamente a su clase, algo nerviosa por cierta rubia que la saludaba desde el fondo del salón. Puppet camino hacia ella, nerviosa y temblorosa, con un sonrojo leve pero notable.

-Hola Puppet, ¿Como estas?- le dijo la chica sonriente como siempre.

-Bastante bien porque me encontre con la flor mas bella de la pradera- dijo acercandose un poco haciendo que a Chica le apareciera el tinte rojizo; Puppet hizo lo mismo.
El maestro entró a la clase haciendo que todos sus alumnos corrieran a sus asientos, haciendose los tipicos angelitos.

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