Capitulo 3

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Zayn estaba de pie en la cocina agarrado al borde de la encimera. Esperaba que en cualquier momento un rayo partiese el tejado de su casa por la mitad o, al menos, oír al fantasma de la Navidad.

Había un hombre en su dormitorio.

En ese mismo instante, cuando se suponía que él debía estar preparando café, Todd estaba dormido en su cama.

Hasta que él había entrado por la puerta la noche anterior, su casa había sido una zona libre de hombres desconocidos. Después de lo que había ocurrido con Liam, había deseado que fuese así. La había alquilado después de acabar la universidad, la había amueblado a su manera y su colchón había sido prácticamente virginal.

Pero ya no, pensó mientras alcanzaba con una sonrisa la lata del café. Tenía el brillo típico después de una noche de pasión y los músculos agarrotados a consecuencia de ello.

Encendió la cafetera y se apoyó contra la encimera. En teoría, debía estar arrepintiéndose. No era propio de él. Era mucho más sensato, más cuidadoso, mucho menos impetuoso. Lo cual volvería a ser muy pronto. Pero, de momento, quería disfrutar de los cálidos recuerdos de lo que habían hecho.

Se sentía bien, demasiado bien para sentirse mal.

—Buenos días.

Levantó la mirada y vio a Todd de pie en la puerta de la cocina. Se había puesto los pantalones y la camisa, pero no se la había abrochado. Podía ver su piel desnuda y sus fuertes músculos. También parecía desaliñado, sin afeitar y demasiado sexy para explicarlo con palabras.

—Hola —murmuró él—. Estoy haciendo café, lo cual probablemente ya sepas.

—Bien. Gracias.

No tenía ni idea de en qué estaba pensando él. Probablemente hiciera eso todas las mañanas, despertándose en una cama extraña. Podría dejar que él llevara las riendas, sólo que ése no era su estilo. Zayn era más de estar al mando. Sus hermanas podrían dar buena cuenta de eso.

—He perdido práctica—dijo, encogiéndose de hombros—. Todo este asunto del hombre desconocido en mi cama y todo eso. No esperaba lo de anoche, así que no estaba preparado para esta mañana. ¿Qué quieres hacer? ¿Ducharte? ¿Marcharte? ¿Mi número de teléfono?

Todd se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta.

—Eres sincero.

—Como lo fui anoche. Es algo que va conmigo. Me gusta pensar que marco tendencias. Además, nunca he entendido la gracia de mentir. La verdad siempre acaba por saberse.

—Un punto de vista interesante. ¿Qué planes tienes para hoy?

¿Planes? Era sábado.

—Tengo que hacer algunos recados. Me he traído trabajo a casa e iba a reunirme con mis hermanas más tarde para comer.

—Un chico ocupado.

—Suele pasar. ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer hoy?

—Reunirme con mi primo, aunque eso será más larde. ¿Puedo tomarte la palabra en lo de la ducha? ¿Y tal vez tomar prestado un cepillo de dientes?.

—Claro.

Aquello era tan raro, pensaba Zayn mientras abría el armario que había junto al cuarto de baño. Había un cepillo de dientes sin estrenar y que era, por desgracia, rosa brillante.

—Lo siento —murmuró.

—Sobreviviré. ¿Tus cuchillas de afeitar tienen flores?

—No, son casi todas verdes.

Una Extraña Herencia ; Zouis Malikson ; MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora