Capítulo 4

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Sus miradas se habían encontrado como desde hacía mucho no sucedía. Incluso, la aproximación de sus rostros de forma inconsciente era algo increíble. El ojiazul entrecerró los ojos en espera de algo más, extrañaba los labios de su amado. Harry se estaba dejando llevar por el romántico momento, pues su mente aún no estaba del todo clara. Despertó de repente alejándose de golpe, Louis parpadeó aturdido y se regresó del todo a su asiento. El momento ahora se había tornado incómodo.

— Eres muy hermoso —susurró el ojiverde mientras bajaba la cabeza y jugaba con sus anillos.

— Tú también lo eres, Hazz. 

De manera tímida y mirando la oscura calle, el ojiazul se atrevió a entablar una conversación más amena.

— ¿Te gustaría ir a cenar? —preguntó en un tono de voz cohibido y sintiéndose imprudente.

Harry pensó en responder un no, pero nada perdía con aceptar la invitación.

— A ti te gustaba mucho la pasta, especialmente la pizza, ¿quieres ir? Aunque si no apeteces no hay problema —Louis mordió su labio inferior ansioso.

— Si, acepto.

— Bien —musitó el mayor para proseguir a encender el auto dejando atrás al rubio quien miraba la camioneta alejarse muy extrañado. — Puedes encender el radio si gustas.

— No, gracias... —murmuró Harry observando el perfil de Louis algo atontado, sentía una llama en su interior y una atracción inevitable, mordió su labio simulando calmarse y giró su vista a la ventanilla del auto.

El trayecto avanzaba y luego de un par de minutos llegaron a una pizzería cercana, estacionó el auto, disponía bajar enseguida y abrirle la puerta a su acompañante pero éste se le adelantó. Soltó un bufido leve y se encaminaban al casual restaurante. Luego de pedir sus órdenes, el ambiente se tornaba tenso y extraño. Parecían desconocidos, con uno de ellos teniendo recuerdos en común.

— ¿Cómo te has sentido? —le preguntó al rizado que sólo observaba el ambiente sonriendo leve.

— Bien, uhm, si —se limitó a responder.

En un acto algo desesperado, Louis sacó su teléfono y comenzó a buscar en su galería fotos viejas, de ellos, antes de toda la catástrofe. Su pulso acelerado a medida que las observaba, encontró una en especial y le extendió el móvil al menor.

— Quiero que las veas, ¿si?

Harry agarró el teléfono y a medida que pasaba cada foto se sentía irreconocible, se veía tan feliz, tan enamorado, recuerdos y conversaciones fugaces pasaban por su mente y rápidamente le entregó el aparato al ojiazul como si de algo terrorífico se tratara.

— ¿Pasa algo? —lo miró preocupado al notar que las manos del ruloso temblaban un poco.

— N-no...

Ambos fueron interrumpidos por la orden de sus comidas y luego de un extenso rato de incertidumbre y ambos finalizar sus platos y sus bebidas, el mayor pagó la orden y se levantó esperando al otro para irse. Partieron a su lugar de salida, Louis pensaba que todo había sido en vano, llegaron y el rizado se apeó sin despedirse, se le veía abrumado. Una que otra lágrima rodaba por las mejillas de Louis quien recostó su frente del manubrio, frustrado. Harry se fue con Niall, quien le esperaba con cara de pocos amigos.

El irlandés llevaba a Harry a su casa, que estaba a escaso centímetros de aquella guagua, quiso mirar atrás e ir donde aquel chico que tantas emociones le hizo sentir en menos de una hora pero no, no lo hizo. Se despidieron con un abrazo y el menor entró a su casa aturdido, sus padres en la sala le vieron entrar y lo miraron desconcertados.

— ¿Pasa algo? —preguntó Anne al ver a su hijo cabizbajo, quien sólo negó en respuesta y subió a su habitación.

Una vez en su cuarto, el chico comenzó a llorar como sentía que hace mucho no hacía, se tumbó en su cama y abrazó la almohada como si fuera su vida. Luego de un tiempo ahí echado, se levantó y comenzó a rebuscar en sus cosas, en busca de algo pero no sabía exactamente qué, quería respuestas, estaba desesperado, se sentía inútil. Su respiración era intranquila. Abrió su armario y encontró un pequeño cajón, lo tomó en sus manos y se sentó en la cama. Como la curiosidad lo abarcaba, lo abrió y encontró unas cartas junto a una rosa ya marchita, tomó una de ellas y eran felicitaciones de navidad, entre otras, encontró fotos de Louis y él, un nudo se formó en su garganta al leer cada mensaje romántico que había tras ellas. Sentía su memoria regresar, pero a la vez sentía un miedo infalible.   

Una vez Harry empezó a rememorar, a tener flashbacks, recuerda por partes a una mujer, su rostro, su gran semejante. Salió de la habitación y fue donde su madre, algo desconcertado.

— ¿Quién es una chica de cabellos dorados, ojos verdes y uhm, bastante parecida a mi? 

Anne lo miró con tristeza, una mueca dolida se hizo presente en su rostro maternal, se acercó y lo rodeó con un brazo por la cintura, Harry ya comenzaba a imaginarse que algo malo pasó. 

— Tu hermana, Gemma, tuvo un accidente en una fiesta y lamentablemente falleció hace algunos meses.

El ojiverde sintió sus ojos aguarse, no pudo contenerse y terminó derramando lágrimas por doquier. La mujer lo abrazó y dejó un beso en su mejilla calmándolo poco a poco. 

— Todo está bien, amor, ella ya descansa en paz, es nuestro angelito.

— Quiero ir a verla al cementerio, mamá. 

Anne asintió en aprobación a ello. Llevó a su retoño a la cocina, le preparó un té para calmarle y minutos luego, éste quedó profundamente dormido en el sofá. Al otro día, temprano en la mañana, Anne despertó a Harry con muchos besos murmurando los buenos días. El rizado despertó medio quejoso y la mujer sonrió en respuesta.

— El desayuno está listo, ven.

 Tras su rutina higiénica, se dirigió al comedor y comenzó su desayuno, se notaba desanimado y pensativo.

— Harry, si no tienes deseos de ir, es comprensible. Puedes tomar tu tiempo —mencionó Anne sacando a su hijo de sus pensares. 

— Quiero hacerlo, necesito ver que es cierto.

Finalizaron su comida mañanera, subieron el auto y ella manejó hasta el cementerio. El trayecto fue algo silencio, no hubo palabra por parte de ambos. Una vez llegan, se dirigen a la tumba, Harry guiado por su mamá. El chico vio el nombre de quien su madre dijo que era su hermana y sollozó un poco, escalofríos recorrieron su pálida piel.

— Es bueno venir verla, aunque sea de ésta manera... 

— Gemma te amaba, eras su bebé también.

Él se sentó frente a la tumba, — ¿puedo quedarme solo? —preguntó con algo de timidez. 

Ella asintió comprensiva y se retiró a unos cuantos kilómetros para brindar privacidad a su hijo, sin apartar la vista ni un instante.

— ¿Por qué te fuiste? Ayúdame a recordarte mejor, te necesito, necesito amigos, siento que te amo mucho.

Observó la tumba por largos minutos, pensando una y otra vez en lo poco que recordaba. Notó algo extraño en la fosa, pero de repente fue interrumpido por su madre.

— Va a llover, amor, debemos irnos —comentó señalando levemente a un cielo nublado y grisáceo. 

Harry accedió a su petición, tomó su mano para levantarse del suelo y se dirigieron al auto. 

— ¿Retomarás la universidad?

— No, bueno, uh, aún no sé, trataré de volver pronto —aclaró en su tono de voz lento, como se le caracterizaba. — Estoy atrasado, ¿cierto? 

— Muy cierto, señorito. 

No bastó decir más para que Harry comenzara a evaluar la posibilidad de regresar a la universidad, estaba a la expectativa. No obstante, su mente continuaba vagando ante la fosa desproporcionada de su hermana. 

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2017 ⏰

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