El primer signo de que Park Chanyeol era un niño especial ocurrió una noche, cuando tenía dos años.
Faltaba una semana para que llegara la primera Navidad que los Park pasarían en Inglaterra después de la mudanza. Ya estaban totalmente instalados, y sus padres estaban decorando su casa de rojo, verde y dorado, con su hija mayor, Yoora, dando vueltas por entre sus piernas; el pequeño Chanyeol estaba gateando por el salón y colándose por debajo de las ramas del abeto que había en una de las esquinas. Cuando sus padres apartaron la vista de las guirnaldas y los calcetines de Navidad que estaban colgando de la chimenea, vieron cómo su hijo estaba sentado en el centro del salón, con un dedito levantado, y las grandes velas rojas que habían comprado el día anterior y dejado encima de la mesa tenían ahora la mecha encendida.
Los señores Park soltaron un grito de horror, cogieron a Chanyeol y lo subieron a su habitación. Después de sacar de la papelera el envase de plástico de las velas y mirarlo una y otra vez en busca de advertencias por combustión espontánea sin resultado alguno, volvieron a tirarlo a la basura y decidieron olvidar que aquello había pasado.
Porque los señores Park eran muggles de la cabeza a los pies, y nunca se les habría ocurrido pensar que pudiera ser cosa de magia.
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A los seis años, llamaron a casa de los Park desde el colegio al que iba Chanyeol para informarles de que debían pasar a recoger a su hijo, ya que había ocurrido un incidente en el pequeño laboratorio de química de la escuela, donde los habían llevado para ponerles las vacunas obligatorias, justo en el turno de la clase de Chanyeol. Hablaban de que podría haber alguna diminuta fuga de gas, o que algunos de los productos con los que limpiaban el laboratorio podrían haber hecho reacción, porque el foco había sido la zona de los quemadores Bunsen, que se habían encendido repentinamente, con unas llamas muy intensas y altísimas. Sus padres dejaron todo lo que estaban haciendo para ir a por él, pero el inocente Chanyeol parecía mucho más asustado por el pinchazo que por el fuego que se había provocado ante él.
—Me daba mucho miedo la aguja y sabía que me iba a hacer daño —dijo Chanyeol, entre bocado y bocado de las galletas que estaba merendando—. Así que cerré muy muy fuerte los ojos, y no lloré nada. Y entonces apareció el fuego. Aunque eso no me ha dado miedo. Soy muy valiente.
Los señores Park se miraron el uno al otro, preocupados; pero Chanyeol parecía decir la verdad en cuanto a que no estaba asustado, y ya estaba hablando de las piruletas que les habían dado en cuanto sus profesoras habían conseguido apagar el fuego de todos los quemadores.
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Con nueve años, Chanyeol estaba aburrido en su habitación, haciendo unos aburridos deberes de matemáticas en una aburrida tarde de miércoles, y su aburrimiento llegaba a tal punto que se echó hacia atrás en su silla, y empezó a dar golpecitos con el bolígrafo en su escritorio, cualquier cosa con tal de no tener que hacer ni una sola división más. Tardó un par de minutos en darse cuenta de que, con cada golpe del capuchón del bolígrafo contra el escritorio, saltaba una pequeña chispa. Soltó el bolígrafo como si estuviera al rojo vivo, sorprendido. Se quedó mirándolo fijamente durante unos minutos, como esperando que se moviera solo, hasta que decidió que era mejor no pensar más en ello.
Desde luego, no se lo contaría a nadie, porque ¿qué pensaría la gente de un bolígrafo que suelta chispas? Por supuesto que lo último en lo que pensarían es la magia. Por aquel entonces, Chanyeol aún pensaba de forma tan normal como todos los que le rodeaban. Hubo más incidentes de este tipo, y Chanyeol siguió cerrando los ojos fuertemente, como en aquella ocasión en la que le pusieron la vacuna, creyendo que así la situación mejoraría y no tendría nada que temer. La mayoría de las veces, lo único que consiguió fue que empeorara.
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magic works! [krisyeol/hogwarts!au]
FanfictionPark Chanyeol llegó a Hogwarts para descubrir que existían más constelaciones que iluminaban el cielo nocturno que las que aprendió en Astronomía,que no todos los Slytherin lo esperarían a la vuelta de una esquina para lanzarle una maldición y que h...