"Mía, siempre mía"

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Dedicado a: EditorialCrowell

- Alicia, ¿puedes contarme lo que paso aquel día?

La joven asintió.

- Por favor Alicia cuéntame desde el principio, sé que ya me lo has contado, pero hay un detalle en especial que no me has querido decir, puedes confiar en mi -dijo aquella mujer con un cuaderno de notas en su mano -, sabes que esto es por tu bien y te sentirás mucho mejor cuando lo cuentes todo. -Hablar ayuda.

Era la tercera sesión a la que Alicia asistía con la psicóloga Marchs, hablaría sobre aquel tema que la atormentaba cada noche, cada día, su madre confiaba mucho en aquella doctora, ella decía que era una de las mejores psicólogas, la cual le podría ayudar con su tormentoso suceso.

-Está bien lo diré, todo comenzó aquel enero del 2011, mi madre cansada de verme tirada en la cama llorando por un hombre que no valía la pena, decidió acordar una cita con uno de los hijos de su amiga, yo acepte, primero pensé en plantarlo, pero al ver lo guapo que era decidí ir, al encontrarme a pocos metros de aquel restaurante, por ir concentrada en mi celular y un poco apurada por las horas que eran, no me percate que venía un chico muy cerca de mí, tropezamos tan fuerte que su comida literalmente salió a volar, si, como toda escena de película, tropiezas con un hombre bastante atractivo y nace una agradable conversación con aquella persona, (nunca hables con extraños) era lo que mi madre en ocasiones me decía, era tan cierto y contradictorio a la vez, pero debí tenerlo en cuenta en aquel momento. Le pedí disculpas y saque un par de billetes para pagar por aquel incidente, tenía prisa ya iba demasiado tarde para mi cita, él al verme tan apurada acepto aquellos billetes y a cambio me ofreció acercarme al lugar para donde yo iba, no me dio tiempo de pensarlo y en unos segundos ya me encontraba subida en su camioneta rumbo "al restaurante", es lo único que logro recordar de aquel momento, solo sé que desperté atada en una casa bastante vieja por lo que alcance a ver. Todas las noches eran lo mismo me encadenaba como un perro y me trataba de lo peor, al pasar el tiempo sus golpes eran lo de menos, me dolían más sus palabras, no vale la pena nombrar cuantas veces abuso de mí, ni cuantas veces me torturo de la peor manera, estoy segura que ni al peor criminal tratan de aquella manera, él siempre me hacía saber que era suya, que nunca escaparía y que si saliera de ese lugar seria muerta, no recuerdo cuantas veces luche contra él, pero al final era en vano, él siempre me doblegaba, él siempre era más fuerte que yo, pase semanas sin comida, pase semanas sin ropa, pero lo que me tiene aquí es su marca - Alicia subió su camiseta y dejo ver en su pecho algo que parecía una m -, la m es por "mía" eso era lo que él siempre me decía y aun me asquea repetirlo, recordarlo "mía, siempre mía" cada que me veo en un espejo, cada vez que me baño veo aquella marca, que miles de tratamientos no han logrado borrar, que los meses no han podido olvidar. Eso paso hace cinco meses y desde ese momento las pesadillas no me dejan dormir, por eso estoy aquí, porque necesito ayuda o enloqueceré. - Alicia abrazo sus piernas y empezó a sollozar.

- ¿Qué sientes cuando piensas en ese tema?

- ella sintió un escalofrió desde su pierna derecha hasta terminar en su abdomen, y restregó sus manos por su cuerpo, una y otra vez hasta calmar la ansiedad. - ¡Siento asco! siento asco de él, siento asco de mí, pensar en ello me hace revivir todos aquellos momentos, me siento encerrada, sin escape, imaginando que él de nuevo es mi verdugo, creo que si de nuevo fuese secuestrada preferiría estar muerta, a estar en un lugar que no conozco, lejos de mi familia, lejos de casa, eso no es vida; siendo torturada y abusada una y otra vez hasta que pierdes la cuenta; y el pasar de los días se hace eterno, pierdes la esperanza, pierdes la cordura, pierdes el dolor, crees que Dios ya no te escucha. El secuestro es de lo peor y más cuando no se trata de un simple encierro, este se debería pagar de la peor forma, solo pienso que me gustaría devolver el tiempo y tener en cuenta aquella frase "nunca hables con extraños". Miles y miles de personas han sido y serán secuestrados en estos tiempos, unos por dinero, otros por venganza, por obsesión, locura, porque si, nunca se sabe a ciencia cierta el motivo, solo sé que ser secuestrado te deja marcado de por vida, es difícil volver a ser la misma.

"Mía, siempre mía"

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