Sin Rencores

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- ¿Quién quiere divertirse?

Preguntó fuertemente a la sala llena de presos. Todos gritaron emocionados en respuesta. Del techo cayeron infinidad de cervezas, que los hombres atrapaban y tomaban con bestialidad. Los bailarines exóticos arribaron el escenario con sus bailes hipnotizadores, pero aun así el novio no estaba disfrutando su despedida de soltero.

The Warden sólo podía secarse las gotas de sudor que no dejaban de bajar por su frente. Apurando con patadas y gritos a Jared para que mantuviera todo en orden. Todo tenía que estar perfecto, pues no quería que lo golpearan otra vez, y en parte porque si algo salía mal, las dos bandas más famosas de la cárcel se reeintegrarían y eso no sería nada bueno...

Después de media hora siendo el payaso de los presos, decidió salir un poco para tomar un descanso, y mejor no le diría al contador, pues se pondría histérico.

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Esa fiesta lo estaba hartando. Y no, no era porque los novios fueran hombres, sino porque todo el rato encerrado ahí estuvo soportando empujones, cortes con navajas, insinuaciones de Alice, gritos en el oído y lluvias de cerveza. Castrado, se dirigió hacia la puerta, y con suma cautela, salió de la sala. Por suerte, la vigilante estaba muy "ocupada" acosando a los bailarines.

Sorprendido por lo fácil que había sido escabullirse, empezó a buscar alguna salida para fugarse de una vez por todas. Pero se detuvo, al ver que en un escondido balcón, se encontraba su enemigo. Sonrió. Esta sería una gran oportunidad.

The Warden suspiró por enésima vez. Pensaba en la locura que habían sido esas últimas semanas. Lo encarcelaron por un crimen que no cometió, le hicieron recordar su horrible pasado, destruyeron a Jailbot, a Jared le cosieron partes de cuerpos muertos, una lunática que creyó el amor de su vida quiso capturar a los gemelos y como si no fuera suficiente, un idiota se hizo pasar por su amigo para quedarse con toda su bella prisión. Volvió a suspirar y agachó la cabeza.

- Larga noche, ¿eh? -el otro se volteó-

- ¡¿Lord Stingray?!

- También me da gusto verte, Warden.

- ¿No deberías estar adentro con los demás?

- Esa fiesta no es para mi, demasiado ruidosa.

- Nada es bueno para ti. -rodó los ojos-

- Hay algunas cosas buenas -se le acerca lentamente- Y, ¿porqué estás aquí tan solo?

- Me cansé de estar en esa estúpida fiesta -se cruza de brazos-

- Pero tu organizaste todo eso, ¿no?

-Pues sí, pero es cansado ser el payaso de todos!

- Debiste de dejar que los novios hicieran sus rituales en secreto.

- ¡Pero su amor es lo único que mantiene la paz aquí! Debía de simbolizar su unión con un evento en grande, no idioteces en el baño.

- Warden, ¿qué sabes tu del amor?

- ¿Eh?, ¿a qué te refieres? -preguntó desconcertado-

- Quiero decir, tu crees estar enamorado de medio mundo, no puedes ser el cupido de otras personas.

- ¿Qué? Eso no es cierto.

- Oh, vamos, ¿qué me dices de Alice, Jailbot, Miss Mistress o la loca que quería a los gemelos?

- Hey, ¿cómo sabes de ella? -lo miró intrigado-

- Ah, yo... Eso no importa

- Vamos, dime. -insistió-

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