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Al día siguiente me llamó el tipo llamado Roberto y me dijo que había conseguido el trabajo. No se de donde sacó mi número, por ahí de un baño público.

Decidí que iría a la plaza y eso hice. Lleve a mi perro Lucho para no parecer que estoy sola en esta vida. Cuando llegué, me sente en una hamaca. Vi como un chico bastante secsi llamaba a un pendejo que estaba jugando con la arena. ¡Que asco!, Osea, imaginate con toda esa arena en el culo, ¿Sabés lo que te debe picar?

Vi como el pibito venía caminando hacia mi. Cuando llegó me dijo:

—El xico de ayáh dise khe eztas re vuena

Rapidamente mis mejillas tomaron un color rojo y yo salí corriendo de ahí.

La Valuu y el Franchu LachowskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora