Único Capítulo.

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Exhaló, profundo, entre las sabanas de la cama individual, su cabello semirosado tapaba parte de sus ojos, molestaba en sus párpados. Removió este con una mano, allí abriendo los ojos, viendo la oscuridad de la habitación pero con una esquina encendida por una vela que estaba consumiéndose.



Siendo vampiro, era una hora normal para despertarse, pero el pequeño aun temía de la oscuridad, temía lo que habría, sin saber que él era oscuridad.


Se sentó en la cama, volviendo a poner sus manos en los ojos y bostezar, estaba aun cansado.

Miró la fecha. Era... ¡Hoy era el día!



Ampliamente sonrió y fue corriendo en busca de un papel sobre su mesita de luz y lo sacó de allí, totalmente feliz. Fue en busca de sus hermanos, pero no había nadie en sus camas, lo que le pareció extraño. Oh... deben haberle ganado.



No importaba. Él iba a ir con papá.



Volvió a correr, pisando fuerte, hasta parar en una puerta demasiado grande, en cual tocó diez mil veces, hasta oír un "Pase" de una voz profunda. Cerró sus ojos y soltó todos los nervios, para abrir la puerta y se acercó a el hombre que estaba en una cama... Con todos los demás hermanos.



-¡Mira Ayato, Subaru llegó! - Anunció el trillizo mayor, con una sonrisa, sacudiendo su mano, moviéndose en la gran cama para ayudar al hermano menor, cual solo se llevaban un año de diferencia.

Mientras tanto, el pelirosado estaba levemente sonrojado, junto a una sonrisa de vergüenza, le entregó a su papá el papel.

Un dibujo con él, ambos, abrazados. Escrito arriba un "¡Te amo padre, eres el mejor!" con brillos de todos colores.



Shu y Kanato se echaron a reír, pues ambos habían comprado cosas costosas junto a sus madres, Ayato había ordenado a los sirvientes de que preparasen el desayuno y Laito... simplemente lo felicitó.



-Yo le he comprado un disco para que él escuche de Mozart, firmado por él, obviamente. - Kanato destacó, abrazándose al oso de felpa, pero con una sonrisa ganadora.



A Subaru no le importó, no quería oírlos, aunque se estaba enfadando. Cabía destacar, que Reiji no estaba, para él, el hombre estaba muerto y que solo tenía a Beatrix... Bueno, ni ella le prestaba atención, así que estaría leyendo por allí.



-Tu regalo es espantoso, Subaru-kun. Hasta te saliste de las rayas. - Ayato se burló, mientras robaba un takoyaki de la fuente.



-Subaru es un tonto.- Susurró Shu, a Laito. Ambos rieron, pero la diversión acabó, Subaru se había lanzado sobre ellos a golpearlos, pero no estaba nada bien eso. Karl Heinz ya había reaccionando y los había separado.



-¡NIÑOS, CALMENSE O LLAMARÉ A SUS MADRES!



Eso los hizo parar, pero Subaru seguía, estaba mas que enfadado. ¡Él no era ningún tonto! Karl le pegó en la mejilla, una cachetada que resonó por todo el cuarto. Allí, quedaron mudos, Subaru lo miraba con mas odio al hombre.

-¡LE DIRÉ A MAMÁ! ¡ERES UN IDIOTA! - Gritó, tomando nuevamente el dibujo y lo partió, en pedazos. Realmente, su corazón se había roto. No por que le golpeó, si no, por qué no había dicho nada de su dibujo, no había dicho nada a sus hermanos (también idiotas) y por qué eso que le habían dado los demás era una porquería.



Lo miró, desafiante, aun con lágrimas cayendo por sus mejillas, pero su atención solo estaba en el hombre. Que lo miraba con seriedad, frialdad, asco.

-Ese vocabulario no te lo enseñé yo. - Respondió, apretando después sus labios.



¿Enserio? ¿No iba a decirle nada? ¿NADA?

Father's Days (Subaru Sakamaki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora