~Capítulo 30~ esa clase de amor

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Gimió contra la sábanas negras y sus dientes rozaron la tela. Sus manos eran las únicas que le ayudaban a no asfixiarse.

Sintió aún más fuerte el agarre en su cadera y el golpeteo constante.

El cuerpo del hombre cayó sobre el suyo y ella sintió la incomodidad de no haber conseguido lo que estaba buscando. Necesitaba liberarse y dejar salir todo el dolor.

Supo quedar sobre él y empujar con las manos sobre su pecho, demasiado molesta y con lágrimas en los ojos. Él lucía confundido, casi que no había tenido tiempo para recuperarse.

-Perrie.- ella hizo caso omiso al llamado cuando lágrimas comenzaron a caer invisibles por sus mejillas.

Ella no paró, no lo hizo hasta que el calambre en su estómago se expandió y sintió los espasmos devorársela.
Se arqueó con fuerza y se terminó dejando caer a un lado del hombre, sin querer darle la cara.

Pero el rubio se había preocupado. Jamás la había visto así.

Se acercó por detrás y besó su hombro desnudo así como sus omóplatos y nuca. Quería reconfortarla y asegurarse de que estuviera bien.

-Hey.. estás bien?- la rubia no respondió y permaneció callada. -Perrie.- insistió.

Ella finalmente volteó y él vio los ojos poblados de agua.

-Estoy pasando un momento difícil.- se limitó a responder. -Lo siento.-

-No te disculpes.- limpió las lágrimas que mojaban las pálidas mejillas -Queres hablar sobre lo que te tiene así?-

Ella negó y lo abrazó, con fuerza y necesidad.

-Me alegra que me hayas buscado.- murmuró cuando hacía ya rato ninguno hablaba y permanecían abrazados sobre la cama -Cuando dije que estaba para lo que necesitaras, lo decía en serio.-

Perrie no respondió, pero continuó abrazándolo. A Thomas no le importó.

-Tengo que irme.- declaró cuando tras unos minutos más en silencio se soltó y decidió a ponerse de pie, recolectando su ropa y comenzando a ponérsela.

-Ya? No queres quedarte a cenar o..?-

-Tengo que ir con mis hijos.- le cortó, terminando de abotonar su camisa.

-Está bien.- aceptó al instante. -Te acompaño.- dijo poniéndose de pie sin importarle en lo más mínimo su presumible desnudez. Solo tomó un par de bóxers para no ir sin nada hasta la puerta.

-Gracias.- se despidió la mujer en la puerta de entrada.

-Cuando quieras.- sonrío y se inclinó para besarle ligero en los labios.

-Adiós Thomas.- dio media vuelta y así de rápido como había llegado, se había ido.

• • •

Zayn escuchó la puerta de la casa abrirse y no pudo evitar mirar el reloj. Hacía exactamente dos horas y cuarenta y cinco minutos que Perrie se había ido. Y saber lo que había sucedido durante ese tiempo, le molestaba sin razón o explicación aceptable.

Su ex-mujer apareció con el taciturna, sin expresión alguna y con los ojos culpables. Notó que él estaba ahí parado en medio de la cocina recién cuando lo tuvo en frente, y por alguna razón, su mirada pareció avergonzada.

-Hola.-

-Hola.- sobrepasando los límites, se acercó a saludarla con un beso en la mejilla. El perfume masculino se le impregnó en la punta de la nariz y sintió algo irritándole el estómago.

Sabía que ella no tenía idea de que su perfume se había mezclado con el del hombre con el que acababa de acostarse, probablemente porque sus sudores se habían combinado durante la sesión de sexo. Pero él podía sentirlo y no lograba tolerarlo.

-Cómo te fue?- se atrevió a preguntar, incluso aunque tenía amplio conocimiento de que no le iba a gustar la respuesta que escucharía,

-Bien.-

-Bien.- repitió en voz alta y ella asintió.

-Ya sería hora de preparar algo de cenar, no?- sacó otra tema para ocultar y callar cualquier nueva indagación que Zayn intentara hacer. No quería hablar sobre Thomas ni sobre la vergüenza que sentía al hecho de que había recurrido a sexo para calmar el anhelo desesperado que tenía por recibir consuelo.

-Hay pollo en el horno. Con crema y papas, como le gusta a los niños.-

-Oh. Bueno, gracias. Entonces voy a ver cómo están.-

No esperó aprobación alguna y desapareció. Necesitaba alejarse un poco. Se sentía abrumada.

-Hola cielo.- murmuró cuando la niña abrió los ojos enrojecidos y la miró fijo. Le acarició el cabello y se acercó aún más para poder abrazarla.

-Hola mami.- respondió bajito.

-Papá está haciendo la cena y es su favorito. Por qué no bajamos así lo ayudamos con la mesa?- propuso.

-Papá lloró?- preguntó desconcertándola.

-Cómo?-

-Él también lloró cuando se enteró lo de los abuelos y la tía Wals?- preguntó con los ojos aún reflejando dolor.

-Claro que sí.- respondió -Todos lo hicimos. A todos nos dolió. Pero hay que seguir adelante, es lo que ellos querrían.- le consoló.

-Creí que papá no lloraba.- confesó.

-Que no lo veamos no significa que no lo haga.-

-Alguna vez lo viste llorar?-

-Sí cariño. Es humano, no puede ser siempre infalible, cierto?-

-Cierto.- asintió -Quizá solo deja que lo vean llorar las personas a las que ama.-

-Cielo..- la idea de su hija le había sido como un golpe directo al rostro -Si así fuera, Mase y vos deberían haberlo visto llorar muchas veces. Sabes que los ama.-

-No me refería a esa clase de amor, mami.-

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No tengo mucho que decir.. solo que agradezco muchísimo todos sus comentarios y votos y que me hacen súper bien! Espero que sigan haciéndolos porque amo saber qué piensan de la fic.

Espero que el capítulo les haya gustado!

Good Afternoon/Night

Little Bird *Zerrie* |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora