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Volví a limpiar todo el alboroto que había generado por tirar unas cuantas tazas en mitad del restaurante. Mordí mi labio, jamás había pasado tanta vergüenza. No por la gente, sólo por él.Notaba su mirada pegada a mi nuca, todavía sentía su respiración fuerte y profunda en mi oído, sus manos en mi cuerpo, todas las caricias que me daba casi todas las noches. Me gustaba, mucho. Pero ahora mismo, no lo quería cerca de mí, me ponía nervioso.
- ¡Jungkook, es la tercera taza que se rompe en tus manos! - Miré a mi jefe, Dios. Que no me despida. - A la próxima tendré que bajarte el sueldo.
Asentí rápidamente y me incliné musitando un " lo siento " casi inaudible. Por esto mismo, odiaba que mi padre viniera a verme trabajar con su amigo. Si, me acostaba con el amigo de la infancia de mi padre, Park Jimin.
A mi padre le preocupaba mi vida económica al irme a vivir sólo, con 21 años ya era hora de que me hiciera autónomo. No podía estar viviendo del dinero de mi padre y menos de su sucia empresa.
Sabía que a Jimin le gustaba controlarme todo lo que hacía aunque nuestra relación solo quedaba en sexo casual. Y mucho más, sabía lo que le gustaba joderme. Por eso mismo, todas las mañanas venía a mi lugar de trabajo a "desayunar" desnudándome con la mirada. Y aunque, sólo con una mirada lo quería aprisionandome, tenía que concentrarme.
- Jungkook, la mesa tres te llama. - Me avisó Hoseok, mi compañero. Miré a la mesa y pude contemplar las sonrisas de mi padre y Jimin, sin embargo sólo pude detenerme en la de Park.
Quería algo más y sabía que era.
Me acerqué mirando al suelo, odiaba ser tan tímido pero no podía actuar como quería. Mi padre me mataría si descubriera algo de lo nuestro.
- ¿Qué pasa, papá? - Sonreí con cortesía. Mi padre, tenía como regla número uno, la educación y sobre todo el respeto.
- Hijo, Jimin y yo nos vamos a la empresa. - Asentí agradeciendo a lo que hubiera allí arriba. - Parece que va a llover, Jimin te llevará a casa cuando termines tu turno. Es una suerte que tengáis los mismos horarios.
Le seguí la risa a mi padre mientras éste le daba golpes a su gran amigo en el hombro. Si supiera el motivo, dudo que fuera tan cariñoso con Park. Se levantaron cogiendo sus carteras ordenando su ropa.
-Trabaja bien, hijo. - Volví a inclinarme con una sonrisa.
-Estoy gustoso de verte más tarde, Jeon. - Me estremecí al escuchar su voz. Le miré serio, este hombre me seguía intimidando cómo la primera vez que se acercó a mí.
- ¡Tu siempre tan formal, Jimin! - Mi padre volvió a reír. Era tan ingenuo.
Nada más que vi sus cuerpos atravesar la puerta de cristal, clavé mi mirada conectándola con la de Jimin a través del cristal asomándose una sonrisa maligna en sus labios. Me puse recto cuando se giró cruzando el semáforo que daba en frente de la empresa de mi padre. Suspiré volviendo a mi trabajo.
Esto era demasiado para mi corta edad.
🌸
- Jungkook, ¿puedes cerrar tú la tienda? - Hoseok me pidió con ojos de corderito. Achiné mi mirada, siempre me hacía eso cuando teníamos horario de tarde. - ¡Tengo que recoger a Taehyung y sabes cómo es cuando llego tarde!
Lo comprendía en cierto modo porque tenía un novio un poco raro y, por lo que me había dicho, cuando se enfadaba hacia muchas cosas extrañas. Cosas que no quiero saber por mi seguridad mental.
- La próxima semana, tu cerrarás ¿verdad? - Dije cruzándome de brazos, asintió efusivo. Suspiré y señalé con la cabeza la puerta. Dió un grito típico de él y fue corriendo a coger su abrigo.
Fui a la cocina que ya estaba limpia por nuestro gran cocinero, Seokjin. En serio, cocinaba delicioso. Siempre dejaba sobras las cuales Hoseok y yo devorabamos con gusto. Sujeté bien mi bata en la cadera y cogí un trapo para limpiar las mesas para poder esperar a Jimin.
- Sí, sólo tiene que cerrar y ya se podrá ir. - Por la voz de Hoseok casi susurrando, suponía que Jimin había llegado antes de tiempo. No entiendo su manía de molestar a mis amigos.
Salí viendo solo a Jimin apoyado en la puerta, supongo que Hoseok salió corriendo lo antes posible. Mierda, estaba incómodo.
- ¿Te queda mucho? - Puso una mano en su nuca y estiró su cuello. Madre Santa. - Estoy cansado.
Tragué saliva a la vez que lamía mis labios sin poder quitar mi vista de su cuello. Oí su risa que me sacó del trance.
- Ya voy. - Corrí torpemente entre las mesas, mientras me inclinaba pasando el paño mojado. Quería salir de ahí ya, me sentía claustrofóbico. Me estaba ahogando con la tortura de su mirada. - La mesa ya está limpia.
Paré de mover el paño al notar que llevaba minutos limpiando solo una mesa sumergido en mis pensamientos. Asentí y pasé a otro. Cada vez que pasaba a limpiar otra mesa me acercaba a él y era lo que más quería. Que dejara de torturarme y se acercara. Lo miraba de reojo, con su típica sonrisa maligna.
Cuando terminé me elevé dejando mi espalda a su pecho. Respiré hondo al igual que él aspiró mi aroma en mi nuca. Sus manos se pasaron por toda mi cintura hundiendo sus dedos en mi piel y sus labios daban pequeños toques en mi cuello. Necesitaba sentir sus dientes hundiéndose en mi piel. Notaba sus manos paseándose por mi bajo vientre, a lo que yo por instinto intentaba esconder toda la barriga posible.
- Ya nos podemos ir, ¿no? - Susurró girándome y alejando mi cuerpo del suyo. Me tendió la bata que antes estaba rodeado mi cadera. ¿Cuando cojones me la había quitado?
La cogí muerto de vergüenza por la forma tan vulgar que me había dejado llevar. En sus brazos, nunca podía pensar con la cabeza. Sólo pensaba que me empotrara contra la mesa y la volviera a manchar.
Corrí hacia el coche de Jimin después de cerrar el restaurante. Ya quería llegar a mi departamento.
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FLESH. √jkk+jimin PAUSADA.
Random"Oprime mi cuerpo, hunde tus dientes en mi carne. Prueba la carne. Muérdeme más fuerte. Dame contra la pared, hasta que suplique, dame más. Sangre, me gusta duro. Llévame hasta la luna."