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Cerré la puerta del coche y corrí a ponerme el cinturón, levanté la vista. Jimin miraba mis manos presionando el cinturón para encajarlo, sonreí bajando mi rostro para que no se diera cuenta.

— Ya podemos irnos. — Susurré acomodando mi trasero en el sillón.

No quería mirarle, tenía pánico de su mirada. Jimin era muy predecible, desde la primera vez que lo conoces sabes que no te va a sorprender. Aunque a veces, me ha dejado sorprendido por todo lo que puede provocarme. Abrí un poco la ventana dejando entrar un poco de aire frío.

Le miré de reojo cuando paró en un semáforo, odiaba en los momentos en donde el silencio es lo que más rondaba. Cuando no paraba de hablar me escuchaba escucharlo aunque a veces, no le entiendo. Él es una persona mayor, que su vida se centra en muchas cosas que yo todavía no tengo en la cabeza. Cómo, el trabajo.

Sabía que Jimin se pasaba días y días en el trabajo sólo para ayudar a que la empresa de mi padre fuera por buen camino.

— ¿Has cenado? — Me asusté y volví a posar mis ojos en la ventana. Negué con la cabeza. Odiaba que me pillara mirándole porque siempre, en su rostro asomaba una sonrisa bastante siniestra. — ¿Tienes hambre? Tengo muchas ganas de comer.

Tragué saliva y asentí sin habla alguno, como siempre. El semáforo prendió y aceleró, hasta que en unos minutos demás paró en frente de mi departamento. Me bajé corriendo y empecé a andar hacia el piso, sin mirar atrás. Ya que sabía, perfectamente, que Jimin ya estaba siguiendo mis pasos. No opté por el ascensor, pensando en las cosas que habían pasado ahí en tan solo un par de minutos que tardaba en subir, era peligroso meterse en unas cuatro paredes tan estrechas con Park Jimin.

Cuando me posicioné delante de la puerta de mi casa, busqué por mis bolsillos las llaves. Mi corazón dió un respingo al notar que estaban vacíos, no podía ser. Levanté la mirada para encontrar a Jimin mirando mis actos levantando una ceja.

— Yo...creo que me dejé las llaves. — Rasqué mi nuca y bajé la mirada. Oí un suspiro y vi sus pies juntarse con los míos. Mierda todo.

Se inclinó y levanté la mirada conectándola con la suya...tan cerca. Un click se escuchó cuando juntó sus labios con los míos. Y el sonido de nuestras salivas reemplazó el de unas llaves caer. Jimin cogió mis manos que estaban en su cintura y las juntó detrás de mi espalda mientras me empujaba contra la pared del descansillo. A lo que, su lengua exploraba más y más mi boca con la dificultad de que la mía luchaba contra ella.

Su mano apretó las mías detrás de mi y despegó su labios dejando los míos empapados de su saliva. Se alejó unos centímetros y lentamente ladeó su cabeza lamiendo mi cuello con delicadeza haciendo un sonido jodidamente caliente. Respiré pesado y ladeé mi cuello dando acceso pleno a él.

Sus dientes apretaron mi carne sacando un gemido sucio de mi boca, dió una última lamida a la zona mordida y levantó su rostro mirando mis ojos con una sonrisa.

— Sh, pequeño. — Susurró y acercó sus labios quedando a centímetros, cerré los ojos anhelando el toque otra vez. — ¿Que tal si entramos? Tengo hambre.

Abrí los ojos de golpe y lo miré como entraba a mi casa quitando unas llaves de la cerradura. Fruncí el ceño y anduve rápido hasta cerrar la puerta tras mi. Seguí sus pasos hasta mi cocina, donde empezó a sacar utensilios. Me senté y contemplé como quitaba su chaqueta dejándola exactamente, muy cerca de mi qué al hacerlo volvió a sonreirme. Le miré dudoso, estaba extraño.

— ¿Por qué tienes mis llaves? — Pregunté mientras él seguía haciendo la cena.

— No son tuyas, son mías. — Ladeé la cabeza, ¿desde cuando tenía llaves de mi departamento? — Tu padre me dió una copia. Ya sabes...tengo que cuidarte muy bien.

Asentí apartando mi mirada y cogiendo mi móvil para tomar otra distracción que ese hombre. Sin tener ningún mensaje me dispuse a enviarle tres mil a Hoseok para "hacerme" el entretenido. El sonido de un plato estrellándose contra el suelo hizo que mi cuerpo se sobresaltara, Jimin estaba recogiendo las piezas rotas en el suelo mientras veía como en su había sangre resbalando. Le miré asustado y corrí hacia él levantando su cuerpo del suelo.

— ¿¡Pero que haces, loco?! — Le grité mirando su mano sintiendo como mi corazón se oprimía aterrorizado.

— Estoy bien, tranquilo. — Se giró y se volvió a agachar ignorando mi preocupación.

— ¿Puedes darte la vuelta? — Dije en un susurro. Lo vi tensar su espalda y levantarse poco a poco dandome la cara. — Te voy a quitar la camiseta.

Lo más rápido posible quité, con mis manos sudorosas, todos los botones de su camiseta y empujándola sobre sus hombros dejándola tirada con los trozos inútiles del plato. Intenté quitar mi mirada de su torso marcado, y me fijé en su brazo.

Fui corriendo al baño a coger yodo y un poco de vendas. Cuando regresé lo vi apoyado en la encimera mientras tenia su brazo reposando en la regadera con agua fría.

— Ya puedes quitar la mano de ahí. Ven. — asintió riendo. Y sabía perfectamente porqué se reía. Jamás le había dado órdenes y menos que él las cumpliera todas.

Dejé el yodo en la mesa viendo como se acercaba demasiado a mi, puse mi mano en su pecho y le empujé un poco alejándolo centímetros.

— No quiero que lo cures así. — Ladeé la cabeza sin saber que decía. — Primero, chúpalo.

Abrí mis ojos como pude y miré su brazo con pequeñas heridas. No era muy higiénico pero una parte de mi, quería hacerlo. Jimin elevó su brazo rozándolo con mis labios.

Poco a poco, saqué la lengua pasándola delicadamente por el primer rigor en su muñeca. Volví a pasarla hasta dejarlo lleno de saliva. Me separé un poco y miré sus dedos rasgados, con suma lentitud me llevé dos a la boca metiéndolos hasta el fondo mientras mi lengua pasaba entre ellos.

Miré los ojos de Jimin a la vez que disfrutaba de las lamidas que le otorgaba. Éste no apartaba la mirada de mi boca, la cuál la sentía adormilada por tanto movimiento, separó su mano de mi boca. Le miré aturdido y con saliva por todos mis labios, Jimin se acercó hasta quedarse entre medio de mis piernas y su cabeza ladeada dispuesto a besarme pero dejando las ganas.

— Lo has hecho muy bien. — Dijo sonriendo. Asentí despacio. — Pero veo que te he causado un gran dolor.

Noté su mano apretando mi erección fuertemente y dejando un dulce beso en mi cuello. Oh, Dios. Noté su mano rozar con gentileza mi entrepierna por encima de mi pantalón, di un largo suspiro.

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2016 ⏰

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FLESH. √jkk+jimin PAUSADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora