El invierto se está asomando por la venta, la temperatura disminuye y todo parece estar tan frío como su cama vacía. Todo desde que él se fue le parece helado, pero algo tiene casi seguro. El invierno que está sufriendo su corazón no se compara con la tormenta de nieve que habrá algún día. Jongin lo ha dejado hace casi una semana y el dolor en su pecho no ha disminuido en absoluto, parece que solo aumenta y comprime más su corazón.
Estamos a inicios de noviembre y Sehun se rehúsa a salir de su habitación. No quiere ver a nadie, ni siquiera le apetece comer, pero son dos pequeñas bebés lo que lo mantienen con vida.
Adrianne y Hally es el nombre de las dos pequeñas; ambas gemelas, adoptadas por Sehun y Jongin. Ambos deseaban tener hijos y ¿por qué no adoptar a esos dos bebés? Eran preciosas.
Jongin había terminado por abandonar a Sehun y a sus "hijas" a los meses de adoptarlas. Las pequeñas apenas eran conscientes de que tenían un padre, y bueno, apenas tenían meses de edad como para darse cuenta de la gravedad de los problemas que tenía Sehun. Abandonado, por una mujer.
"Él era el amor de mi vida, mi único amor y al único hombre al que le pertenezco. Jongin ¿acaso no fui suficiente para ti? ¿Qué hice mal?"
No hay minuto en el que Sehun no piense en él, ni cuando está con sus hijas. Jongin ya había formado parte de su vida, fue su primer novio, sus primeras veces y más cosas que podía añadir, pero que prefería no hacerlo debido a que le dolía recordar cada escena. Y sin darse cuenta, las lágrimas comienzan a brotar de nuevo, cada gota que cae grita un "te extraño tanto".
Pero sabe que no debe dejarse caer más, no cuando dos personitas necesitan de él. Esa mañana decide ir a visitar a su amigo Yixing.
Pronto la familia ya está lista para salir, las dos niñas bien abrigadas por el invierno que está afuera de su hogar. Sehun solo lleva puesto un saco negro y una bufanda, y sin hacer más espera para sus dos pequeñas, abre la puerta y empuja la carriola con sus manos.
Yixing vive a escasas cuadras de su calle, y agradece que sus vecinos estén encerrados en sus casas, haciendo quién sabe qué para no notar que él aún lloraba por su ex novio. Sí, a veces las vecinas parecían soldados ocultos entre los arbustos para tomar el mejor chisme de la calle.
— Madre mía, es un maldito milagro que vengas a visitarme—. Dice Yixing, abriendo la puerta para que entraran —. Entren, entren.
Adrianne y Hally sonríen hacía el chino, este no puede evitar acariciar sus mejillas con ternura. Sehun se percata de que hay alguien más en el hogar de su amigo, sintiéndose un poco incómodo por no haber avisado con tiempo.
El hombre le sonríe; es más alto que él, tiene el cabello negro y le da vergüenza admitirlo, pero es condenadamente guapo. Sehun se devuelve hacia Yixing, diciendo en voz baja:
— Creo que mejor debo irme... no quiero interrumpir.
— ¿Interrumpir? —Dice su amigo alzando la voz— ¡claro que no! De hecho planeaba ir por las niñas para comprarles un juguete—.Yixing voltea hacia su otro amigo, con una sonrisa en el rostro—. Yifan, ¿te importaría si te dejo un rato con Sehun? No demoraré tanto, lo prometo.
— No hay problema.
De pronto, Sehun se queda a solas con el contrario. Nunca lo había visto en sus años de conocer a Yixing. Se puede decir que es algo extraño estar a solas con él, más no se niega a sonreírle un poco y sacarle plática.
Pero parece que Yifan es tan accesible que platicar con él resulta más sencillo de lo que pensó; es alegre y da la sensación de estar tranquilo con él, no hasta que hace una pregunta que provoca que el corazón de Sehun vuelva a doler y sus labios tiemblen al hablar. "¿Quién es el padre de tus hijas?", eso bastó para hacerlo lagrimear y también, para que Yifan se disculpe sin saber qué hizo mal.
ESTÁS LEYENDO
Frío en el pecho.
RomanceHistoria hecha para una pareja del rol, ¡felices casi dos años!