A veces no es el lugar, ni el día, ni las millones de cosas que hicimos para coincidir en la vida de alguien.
No es la decisión que tomamos de salir, de ir a tomar un café, de caminar por la calle, de ir a ver un juego de fútbol, de escribir un mensaje... No.
Fuimos nosotros, nuestra forma de ser, nuestra manera de hablar, nuestra inteligencia oculta en esa misma sonrisa que hizo que ese alguien se enamorara de nosotros.
Y tal vez la historia sería muy diferente si el millón de piezas no se conectaran... Pero la pieza principal seguiríamos siendo nosotros.
El más mínimo esfuerzo no pudo haber sido realizado si dentro de nosotros algo no hubiera cambiado.
Esas pequeñas partículas con las cuales fuimos creados, impulsaron a una acción que provocó una reacción casi inmediata.
Así como un simple parpadeo cautivó al transeúnte... Y como el sonido de nuestra risa atrapó al desprevenido.
Así llegamos a enamorar a un simple desconocido.
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Los 365 Poemas
PoetryTodos los dias.. Algo para leer todos los dias. Para reir, llorar y seguir luchando.