-¡Le pido al cielo solo un deseo, que en tus ojos yo pueda vivir, he recorrido ya el mundo entero y una cosa te vengo a decir, viaje de Bahrein hasta Beirut, fui desde el Norte hasta el polo sur y no encontré ojos así como los que tienes tú!-exclamé mientras movía las caderas en un burdo intento de parecerme a Shakira.
No se porqué, pero estoy segura que de pequeña el movimiento me salía mejor.
-¡Mis ojos sangran!-gritó Bryan al entrar en casa. Otra vez aquí. ¿Se estaba escondiendo del dueño del departamento porque debía expensas o algo por el estilo?
Le subí el volúmen a la televisión con una sonrisa maliciosa. Estaban pasando un especial con canciones de Shakira y acaba de empezar Hips don't lie.-Será será que lo que aún no fue es porque fue para hacerse hoy-le bailé estilo árabe a mi hermano mientras este ponía cara de asco.
Es un exagerado, no era tan mala bailarina. Bryan caminó derecho a la cocina murmurando algo que no pude entender.-¿Se puede saber porque estás de tan buen humor?
Me encogí de hombros sonriendo. La vida es maravillosa.-Si te respondo ¿me dirás que te dijo Emily?
-Sueña, pequeña roñosa.-Oh siempre tan tierno. ¿No podía ponerme apodos más lindos? Me arrepentí al instante de pensar eso. Imagínense si me llamara Cuchurrumín. Espantoso.
-¿Qué haces aquí?-le pregunté, mientras se tomaba la mitad del jugo sin servirse en un vaso, recelosa. Se lo iba a acabar y no iba a reponerlo. Terminó exhalando y me pasó la caja, la agarré y le eché un vistazo. No me dejó casi nada. Tomé a regañadientes lo poco que quedaba.
-Vine a hablar contigo.
Lo miré irritada. Seguro era una estupidez.-¿Era necesario venir a las seis de la mañana?
-Sabía que estarías despierta.-bufó mientras se apoyaba en la mesa. Suspiré.
-Apúrate porque en veinte me voy al trabajo.-
-Siéntate.-puse los ojos en blanco. Qué pesado.
-¿Y bien? Si me estas haciendo perder el tiempo voy a romperte la cara...
-¿Estas saliendo con Bruni?-preguntó entrecerrando los ojos. De nuevo lo mismo. Creo que ya lo había mencionado pero he aquí el problema de los pueblos, nadie puede meterese en sus putos asuntos.
-Si Bryan, me agarraste con las "manos en la masa"-dije carente de emoción y agregué.-Ya jodimos y no me protegí, serás tío.
Los orificios de su nariz se dilataron. Vaya, venía en serio la cosa.-No estoy para bromas y te puedo asegurar que no me emociona nada que seas una más en la lista de ese hijo de puta.
Abrí los ojos sorprendida. Ese comentario tenía mucha amargura.-Creí que eran amigos.
-Y lo somos, pero en un momento dejamos de serlo.-Eso pinchó mi curiosidad. Iba a investigarlo porque mi hermano no soltaría información.-No hace falta que te explique porqué.
-Adoro esto del hermano protector o tu intención de "defender mi honor"-dije serena. Estaba contando de diez hacia cero. Este tipo de charlas me molestan. Detestaba que otros se metieran en mis asuntos y me lo reprocharan. ¿Es que no escucharon lo que dijo Jesús? "El que este libre de pecados que tire la primera piedra". Cómo se nota que mi hermano no prestaba atención en las misas-Pero no te metas, no es tu problema.
-¿Qué no me meta? ¿Te escuchas? ¡¿En serio te lo estas cepillan...
-Maldición, ¡no seas imbécil, Bryan!-grité enojada. ¿Por qué arruina mi buen humor?- ¿Acaso yo te molestaba cuando salías con la chica más puta del pueblo para que no quedaras como uno más de su "lista"?
ESTÁS LEYENDO
Lecciones de un mujeriego {sin editar}
HumorA Zoey Sabatini le encanta el nuevo chico del pueblo, Cameron Carmichael. Aún con diecinueve años, ella es una inepta y torpe en lo se refiere a chicos y amor. Tristemente sólo le es fácil sociabilizar con una o dos copas de más. Es allí donde entra...