Entonces logró
encontrar paz,
tranquilidad y
felicidad en cosas
tan sencillas y a la vez
tan hermosas,
vio la belleza que
se esconde tras el arte.
Encontró desahogo
en la poesía,
consuelo en esas
melodías tristes a
piano y violín,
y el poder de expresarse
mediante dibujos,
dibujos que salían
de lo más profundo
de su alma.
La paz de los amaneceres,
de las olas que rompen
en el mar (como antes lo hacia ella)
y las noches con
cielos estrellados.
Encontró tranquilidad
en los días de lluvia,
un café caliente
y un buen libro.
También la felicidad,
encontró felicidad
en todo aquello
que le rodeaba,
días malos o buenos,
grises como las
nubes de lluvia
o a color como los campos
de flores.
En todo eso encontró felicidad,
la encontró,
en la vida...