La Leyenda del Corazón del Bosque.
Hace muchos, muchos siglos, en el Japón feudal, vivía un joven artesano, célebre por sus hermosas joyas. El joven había aprendido su oficio de su padre, quien a su vez lo había aprendido de su propio padre, y éste de su padre, y así, por varias generaciones. Este artesano, sin embargo, tenía un toque único y especial que no habían tenido sus antecesores, sus joyas eran finas y exquisitas, toda una delicia para el ojo humano, y embellecían a cualquier mujer que las usara. Era ésta la razón por la cual el joven artesano era tan reconocido, y sus joyas tan ampliamente codiciadas por muchos nobles, e incluso se rumoraba que la propia emperatriz china le había pagado una enorme fortuna para que le hiciese una joya única que ella pudiera lucir el día de la boda de su hijo.
Sea como fuere, aun cuando le pagaban muy bien por su trabajo, y a pesar de su enorme fama, el joven artesano era modesto y sencillo, del tipo de gente que gusta de las cosas simples de la vida, y para él su pasión auténtica era trabajar las bellas piedras preciosas que encontraba y convertirlas en algo único y excepcional, porque ninguna de sus joyas eran iguales, cada una era diferente, y es que eso era lo que él amaba hacer, crear algo hermoso pero que no fuese igual a lo que ya existía, lo hubiese creado él o no. Así pues, este joven artesano vivía feliz y sin molestar a nadie, hasta que un día se topó con la emperatriz japonesa y se le acabó la suerte.
Fue cosa de un minuto, o quizás, de un segundo. La joven emperatriz, recién casada, paseaba con sus criados por los terrenos cercanos a la cabaña en donde vivía el artesano y, al pasar por un lago cristalino, le entraron las ansias de bañarse ahí y, sin hacer caso de lo que decían sus criadas, se desnudó y se metió al lago, cuyas aguas eran claras y refrescantes, sin sospechar que no se encontraba sola. Cerca de ahí, el joven artesano buscaba inspiración para crear una nueva joya cuando notó un movimiento en el lago, y sin querer observó el momento preciso en el que la emperatriz salía, mostrando su perfecto cuerpo desnudo a los ojos del aturdido joven que no atinaba a desviar la mirada. Él no sabía que ella era la emperatriz, solo sabía que ante él tenía a la mujer más hermosa que había visto en su vida, con relucientes cabellos negros, piel blanca y limpia, y un par de bellos ojos oscuros, más profundos que el mismo lago. Sobra decir que el joven artesano se enamoró perdidamente, y a primera vista, de la joven emperatriz, la cual apenas se estaba dando cuenta que alguien la observaba, y al notar que se trataba de un joven para nada feo, sus mejillas adquirieron tonalidades carmín. Ambos intercambiaron una mirada que duró para ellos una eternidad, en la cual el joven artesano y la emperatriz se juraron amor eterno.
Sin embargo, el contacto amoroso duró poco ya que los criados de la emperatriz comenzaron a llamarla a voces, ante lo cual el artesano corrió a esconderse a unos matorrales mientras ella se apresuraba a ponerse la ropa. En cuanto los criados llegaron ante ella, la emperatriz tuvo que marcharse, sin atreverse a voltear ni una sola vez hacia atrás, ya que sabía que su amor era imposible. El artesano, a su vez, vio a esa hermosa joven marcharse, rodeada de sirvientes, y suspiró al saber que se había enamorado de una mujer que muy probablemente pertenecía a la nobleza y que, por tanto, su amor nunca podría ser correspondido.
El tiempo pasó, y los dos enamorados sufrían en silencio la llama de su amor imposible. La emperatriz se paseaba en su palacio, fungiendo sus obligaciones de esposa del gobernante del Japón, pretendiendo fingir que lo amaba sólo por ser el emperador. El artesano vaciaba toda su pasión en crear joyas, las cuales nunca antes habían sido más bellas, con lo que su fama creció y se difundió por toda la nación, y llegó incluso a oídos del emperador. Esto al joven artesano no le provocó emoción alguna, pues lo que a él verdaderamente le interesaba era volver a ver a la joven del lago, quien seguramente sería la señora de alguno de los terrenos cercanos a su humilde cabaña.
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La Leyenda del Corazón del Bosque.
RomanceÉsta es la Leyenda de la más hermosa joya de todo Japón, que hizo posible al más prohibido de los amores. Cuento original inspirado en un fanfic. Dibujo de portada: Lily de Wakabayashi.