Con Ojos De Amor ❤

Prólogo

10 años atrás.

Era una noche terrible, hacia mas de dos días que no paraba de llover y los ventarrones traían retazos del invierno que estaba a punto de llegar.

¿Marisa, Hank que ocurre? -preguntó Jeof Tompson cuando su nuera salió de la casa con su nieta en brazos cubierta por una gruesa manta y justo detrás con un paraguas en mano, su hijo.

Katherine esta ardiendo en fiebre -respondió Hank abriendo el paraguas para que ni su mujer ni su hija se mojaran con la tormenta que había fuera.

Jeof quiso ir tras ellos pero iban tan apresurados que no le dieron una segunda mirada.

Recostaron a la pequeña de siete años en el asiento trasero del auto y ambos adultos en frente.
Ella miraba cada tanto hacia atrás preguntándose porque no se fue con ella manteniéndola cerca.
La niña dormía desde hace horas en un profundo sueño y solo ella se dio cuenta cuando fue a tomarle la temperatura una vez mas que eso no era normal cuando casi llegaba a los cuarenta grados. Estaba asustada.

Él golpeteaba frenéticamente el volante para tratar de deshacerse de los horribles pensamientos que maquinaba por el miedo.

70k/h necesitaba ir mas rápido ningún estúpido señalamiento de tránsito se interpondría entre él y el hospital que necesitaba su hija.

90k/h la lluvia golpeaba con furia el cristal, aun con los limpiaparabrisas al máximo le costaba todo su esfuerzo notar cada detalle de la carretera.

110k/h ¿por qué su casa estaba tan alejada de el resto de la ciudad?

150k/h ya podía divisar las luces de la ciudad acercándose rápidamente. Apretó el volante hasta que sus nudillos se pusieron blancos

La pequeña Katherine con respiraciones agitadas y la frente cubierta por una fina capa de sudor.

Las sombras a cada lado de la carretera eran un borrón debido a la velocidad.
Marisa con temor cerro su puño apretando la orilla de su haciendo.

Hank -deslizo su mano sobre la de el- cariño, baja la velocidad vas muy rápido.

Ya falta poco -sus ojos revelaban lo alterado que estaba, un mal día en el trabajo y su hija enferma le estaban jugando una mala pasada.

Por favor, baja la velocidad- suplico ella en un susurro.

Él busco los ojos azules de su mujer. Un momento de distracción y todo paso muy rápido, un sentido contrario accidental. Una luz segadora y el claxon ensordecedor de un auto determinaron que ahí terminaría la vida de aquella pareja de esposos y marcaría la vida de aquella pequeña niña para siempre.

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Gracias por tomarse el tiempo de llegar hasta aquí y pasarse por mi historia.
Esperó lo disfruten tanto como yo escribiendo.

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