Era el quinto año de Lily Evans, una chica pelirroja y de ojos verdes que era prácticamente acosada por James Potter, un chico azabache y de ojos castaños.
James Potter iba al mismo año que Lily Evans, ambos en Gryffindor.
James tenía su grupo de amigos, a los que llamaban "Los Merodeadores". Ellos solían hacer bromas a los de otros cursos, o de otras casas... O los que le caían mal.
Claro que eran bromas como... Dejar en rídiculo a alguien, bañarlos en pegajoso moco verde, etc.
Lily Evans no aprobaba ese comportamiento, y era por eso por lo que no aceptaba salir con el pelinegro.
Hoy era 1 de Septiembre, tenían que volver a Hogwarts... Pero este año tendrían los TIMOS, y Lily, como buena alumna que era, se la pasaría en la biblioteca estudiando.
James, como molestoso que era, junto con sus amigos pondrían un hechizo prohibiendo la entrada a la biblioteca. Arreglandoselas así, para quedar solo él y la pelirroja que lo traía loco.
Era el primer día y James ya le había pedido una cita a Lily.
-Pelirroja, por favor... Una cita, solo eso.-Pedía.
-No, Potter... ¡Y No me digas pelirroja! -Gritó, harta ya de ese apodo puesto por el pelinegro.
-Pero pelirroja....-Comenzó.
-Soy Evans para ti, Potter.-Espetó.
-Esta bien, te diré Evans si quieres... Una cita, solo eso... Por favor.-Intentó nuevamente con la esperanza de un "Sí".
-No, Potter.-Volvió a negarse la pelirroja.
El castaño en los ojos de James perdió su brillo. -Algún día saldrás conmigo, Pelirroja, tenlo por seguro. Nadie se resiste a los encantos Potter. -Dijo James intentando disimular que ya no tenía tanta emoción como antes.
-Sí claro.-Dijo con sarcasmo la pelirroja.- No James, es la última palabra.
El azabache se dió la vuelta un poco abatido por las palabras de aquella chica.
-Vamos, Cornamenta, no te deprimas.- Dijo su amigo posandole una mano en el hombro.
-Gracias Sirius, pero... No la entiendo... -Dijo él una vez que se aseguró de que Lily ya no podía escucharlos.
Sirius era pelinegro, igual que James, pero, a diferencia de él, Sirius tenía ojos grises.
Sirius era un imán de chicas, no había chica en Hogwarts, a excepción de Marlenne Mckinnon y de Lily Evans, que no hubiera salido con él, o al menos pasado una noche.
Marlenne Mckinnon era la chica que traía loco a Sirius, al igual que Lily con James, ella lo mandaba al diablo cuando él le pedía una cita.
Pero, lo que diferenciaba a esas dos chicas del resto de Hogwarts, era que ellos las querían para siempre, a las demás solo para una noche. Pero esas dos chicas... Esas dos chicas les robaron el corazón con una sola mirada.
-Ni yo a Marlenne.- Dijo con un suspiro Sirius.
-¿Por qué son tan complicadas? -Preguntó James haciendo una mueca.
-¿Por qué son tan malditamente hermosas? -Pregunto Sirius.
-¿Evans y Mckinnon otra vez? -Preguntó uno de los amigos de ambos llegando a su lado.
Ellos se sentaron en el suelo, con la espalda contra los muros de Hogwarts.
-Todos los malditos días. -Suspiraron ambos a la vez.
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De como Lily Evans se dio cuenta de que Lily Potter sonaba bien.
FanfictionMi segundo fanfic Jily publicado en esta cuenta. Al igual que el anterior, es de 2014 y se encontraba en nuestra cuenta de Potterfics. Este, a diferencia de 10 razones, no ha sido editado. Razón: es bastante largo y me daba flojera. Sí, así de senci...