Capítulo #1

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*CAMILA'S POV-

Esto era igual de difícil para mis padres como para mí. Dejar Miami no era tarea fácil, más si se encontraban todas las personas que me acompañaron durante mis dieciocho años de vida. Pero era algo que valía la pena. Siempre me gustó la música, y ayudar a las personas era otra de mis razones por las cuales existir, así que la carrera de músico terapia fue mi opción ideal para el resto de mi vida. O al menos eso creo.

-Hija, ¿estás segura de esto? Sabes que puedes estudiar en la UM, podemos cancelar todo ahora mismo.-Insistió mi padre, como lo venía haciendo desde que la carta de solicitud de la universidad de Nueva York llegó.

-Si, papá. Por supuesto que lo estoy. Deja ya de preguntármelo, sabes que vas a obtener la misma respuesta.-Le contesté abrazándolo. Asintiendo resignado, tomó mis dos maletas y las cargó en el auto, en donde ya se encontraba mi madre y mi hermana.

El camino hacia el aeropuerto fueron, resumiendo; lágrimas. Lágrimas por parte de mi madre, diciendo que ya no era su niña, y que había crecido muy rápido y eso no era justo. Lágrimas por parte de mi padre, porque me iba a Nueva York, y porque la universidad era muy cara. Y lágrimas por parte de Sofía, mi hermana, porque mis padres se negaron a comprarle una hamburguesa cuando pasamos por el local de comida chatarra que tanto le gustaba.

Cuando finalmente llegamos al aeropuerto, y mi vuelo debía de ser abordado, me despedí de mi pequeña familia, y por supuesto, solté un par de lágrimas. Amaba a mis padres y a mi hermana con locura, y mi decisión titubeaba cada vez que pensaba en ellos. Pero no, esto valía la pena. Valía la pena estar alejada de ellos, porque cumpliría mi sueño.

-Te quiero, Kaki.-Habló Sofía sin soltarse de mi cintura.-¿Me vas a llamar, verdad?

-Por supuesto que si, Sofi. Hablaremos por skype siempre que tu quieras y que yo pueda, ¿está bien?-Le dije, a lo que ella me asintió y suspiró mientras se soltaba.-Tengo que irme. Los quiero, muchísimo.-Dije ahora levantando mi cabeza para ver a mis padres, que me dieron una sonrisa de lado.-Los llamaré en cuanto aterrice.

-Nosotros te queremos también, hija.-Habló esta vez mi madre, mientras los cuatro nos dábamos un abrazo grupal y yo soltaba las últimas lágrimas que permitiría correr por el día de hoy.

Después de ese adiós, tomé mi mochila y la cargué en uno de mis hombros, mientras ingresaba a las puertas de abordaje que daban hacia el avión donde emprendería mi nueva vida.

Caminé entre los asientos, siendo escoltada por una de las azafatas que se ofreció a ayudarme a encontrar mi sitio. Le agradecí mientras colocaba mi bolso en mis pies, mientras sacaba uno de mis libros favoritos, que iba leyendo por tercera vez. También tomé mis auriculares y los conecté en mi IPhone, reproduciendo mi lista favorita de todos los tiempos, y Consideration de Rihanna comenzaba a sonar en mis oídos.

No voy a mentir, pero por alguna razón el viaje hasta Nueva York fue agotador. En cuanto aterricé, busqué mis maletas y me subí al primer taxi que paró, llevándome directamente hacia el campus de mi universidad, donde se encontraría mi nueva habitación durante los próximos tres años.

Ésta es mi primera vez en Nueva York, y aunque durante el viaje desde el aereopuerto hasta la NYU no pude admirar mucho de la ciudad, lo poco que visualicé fue alucinante. Todos los edificios eran prácticamente rascacielos y de las ciudades más modernas que puedes observar jamás. Después de unos cuarenta minutos de viaje, el taxi paró frente a la universidad y el conductor me ayudó a bajar mis maletas y las llevó hasta la recepción, despidiéndose con una gran sonrisa y deseándome un buen día.

El papeleo no tardó más de diez minutos, ya que me había encargado de hacerlo previamente por internet, así que lo único que hablé con Reachel, la secretaria que para mi suerte fue muy amable conmigo, fue sobre la ubicación de mi nuevo cuarto.

Caminos cruzados (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora