El caballero

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Léelo gritando, es la forma correcta. Pero tampoco muy alto no vaya a ser que vengan a quejarse tus vecinos o algo así.

Me llaman pesimista.
Me llaman cruel.
Me llaman gilipollas.
Todos lo saben bien.

Si yo fuese ellos, también lo pensaría, pero yo de ellos no lo pienso. No lo pienso porque otra historia contaría.

Todos conocemos al valiente caballero, con su caballo y su sombrero (rima fácil del mundo entero).

Con su mandoble y su nobleza, declaró a nuestra alteza que a nuestra "débil" princesa, salvaría del dragón.

Con su fiel corcel que siempre le acompaña, por muy peligroso que sea el largo camino. Hasta llegar a la bestia feroz.

Es ahí, el momento deseado, las damas llorando por la vida del apuesto caballero del que se enamoraron en la historia. Y los muchachos llenos de ansia por la sangre y corazón.

El caballero desenvaina su espada y empieza a pelear. El dragón tiene ventaja. Muy fácil de imaginar.

Cuando casi todo está perdido y la princesa clemencia empieza a suplicar, el guerrero se levanta y a la bestia va a matar.

Ya todo ha terminado, con la princesa de la mano, su corcel acompañando vuelven al reino y su palabra cumplir.

Todos le aclaman por sus hazañas de increíble valor. Pero nadie piensa, qué quería el dragón.

¿Por qué esté tendría, una mínima intención, de capturar una princesa, un monstruo con corazón?

Porque cuando se teme y desconoce uno empieza a atacar. El caballero era otro cobarde,  alguien vulgar.

Y eso es lo que nos pasa. Que empezamos a juzgar sin saber partes de historia imprescindibles de aceptar.

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