Ya saben lo que dicen sobre la inspiración. Viene cuando menos la esperás. Heme acá, sentada, pensando justamente qué escribir. Qué relatar. Qué expresar. Pero me cuesta, no sé por dónde comenzar. No estoy muy segura acerca de tener algo para decir.
No sé qué hago despierta en plena madrugada. 3:40 AM y no puedo irme a dormir, o quizás no quiero. Porque si me voy a dormir voy a dar mil vueltas en la cama y voy a pensar. Y no busco eso.
Hace cuatro horas estoy sentada frente a un monitor. Viendo películas, jugando online. Evadiendo algunos temas. Me esmalté las uñas, me alisé el cabello, me limpié el rostro, me puse a escribir esto. Encuentro tantas cosas sin sentido estos días.
Es como si al mirar a mi alrededor no viera nada. Vacío. Miro a mis padres y sé que los quiero, no me voy a describir como un monstruo. Pero no puedo decirlo. Miro a mis amigos y sé que los quiero, pero no puedo decirlo.
Estoy quieta, viendo pasar la vida. Y sigo sentada acá. Igualmente, estoy escribiendo esto, no para quejarme, sino para justamente, escribir algo. Para no tener que acostarme e intentar dormir y pensar. Inclusive no estoy leyendo nada últimamente, ni libros, ni historias. Nada.
A veces me pregunto si algún día algo me alcanzará. Si lo que esté viviendo en un futuro momento me alcanzará para ser feliz, si me alcanzará para sentirme plena, si me alcanzará para sentir algo bueno.
Disfruto estando sola. No es que me quiera hacer la marginada. Pero la realidad es que me gusta estarlo. Excepto cuando me pongo a pensar y esos pensamientos se sienten como hielo seco en la piel. Por eso no quiero irme a dormir.
En este preciso momento siento que mi garganta se va a romper del nudo tan enorme de angustia que se me forma cuando vuelco cosas en palabras escritas. Estoy reteniendo el llanto, quizás sea por eso. Estoy tratando de no pensar en nada porque creo que me suicido.
La razón por la que no intenté nada aún es porque creo no haber tocado fondo. Igualmente me preocupa un poco saber que estoy llegando a él. Pero saben, no me interesa pedir ayuda. No me interesa que nadie me escuche, ni que nadie lea esto. Si lo hacen, tal vez sientan cierta empatía, aunque la realidad es que lo mejor sería que no lo hicieran.
No me importa nada de lo que pasó, nada de lo que es, nada de lo que vendrá.
Contradictorio, decir que no me importa nada. Eso es porque cuando escribo me concentro un poco más, entonces algunos pensamientos feos quedan en el fondo de mi cerebrito. Al menos por un rato.
No quiero irme a dormir, pero si no lo hago, voy a terminar fumando cinco cajas de cigarros, o tomando algunas pastillas de Valium que todavía guardo del médico, cuando en su momento me las recetó.
Saben, ni siquiera estoy muy segura de que al acostarme pueda pensar en algo. Creo que lo que me da un poco de miedo es arriesgarme a que suceda.
No quiero retener más a nadie con mi palabrerío insignificante.
Estoy tan triste.