Como una intuición de sí misma _______ se puso frente a mí. La miré y no pude evitar sonreír divertido.
— ¿Qué necesitas Jonas? —le pregunté sin dejar de sonreír.
Él no dejaba de mirar a _______. Estaba esperando a que ella le dijera algo sobre lo que acababa de ver.
— ¿Por qué lo estabas besando? —le preguntó él a ella.
_______ me miró y luego volvió la vista a él.
—Creo que debemos hablar Joe, pero no aquí —le dijo ella. Entonces dejé de sonreír y me puse algo nervioso. ¿A dónde quería hablar si no era ahí? Ella se giró a verme —Debo hablar con él, Zayn.
— ¿No me estarás pidiendo que te deje sola con este idiota? —le dije en voz baja.
Ella levantó su mano y acarició mi rostro.
—Es solo por unos minutos. Iré a hablar con él, le contaré todo y volveré a buscarte.
—No —sentencié.
—Por favor mi amor. Es mejor si yo hablo con él y dejamos las cosas bien en claras.
—No confió en él _______.
—Pero si confías en mí, ¿verdad? —me dijo mientras me miraba fijo a los ojos.
—Si —dije soltando un suspiro. Ella sonrió y se puso en puntas de pie para besarme cortamente. Giró y miró de nuevo a Jonas que estaba rojo de la rabia.
—Vamos Joe —le dijo ella y comenzó a caminar.
Jonas la siguió y pasó por lado en forma retadora.
—Le tocas un pelo y te mato —le susurré cuando pasó por mi lado.
Él sonrió como si acabara de escuchar un chiste. Y a mí me encantaría ver su cara cuando _______ le diga: Joe, Zaynn y yo estamos de novios. Lo lamento idiota, pero nunca sentí nada por ti además de lastima.
Reí por lo bajo y decidí ir a caminar un poco para no pensar tanto en que dejé sola a mi novia con su ex. Pero eso… no es malo, no lo es. Ella misma me ha dicho que nunca lo amó y que solo lo aprecia como a un amigo. Pero él, él es un maldito infeliz.
—Zayn, ¿podemos hablar? —me giré a verla al escuchar su voz.
—Amanda —le dije y tragué un poco de saliva. ¿Qué es lo que quiere ahora? — ¿Hablar? ¿De qué?
—Zayn… no sé si tú te has dado cuenta de que yo… yo estoy enamorada de ti —me dijo.
Cerré los ojos fuertemente y maldije para mis adentros. Lo que menos quería escuchar en este momento era la declaración de amor de Amanda.
—Amanda yo… —intenté hablar pero ella se acercó y apoyó uno de sus dedos sobre mis labios. Al instante me alejé.
—Déjame hablar —me pidió. Asentí.
—Voy a escucharte, pero evita tocarme… por favor —le dije. Ella asintió.
— ¿En qué andas? —me preguntó.
— ¿Con qué? —le pregunté.
—Con tu vida… hace como una semana que no te veía. Y no lo sé… ya no sales, ya no estás faltando a clases, ya no eres el mismo de siempre.
—Cambie —le aseguré.
— ¿Cambiaste?
—En realidad me cambiaron.
—_______, ¿cierto? —dijo mientras sus ojos se humedecían un poco.
Sentí un nudo en mi estomago y eso creo que se llama culpa. Me siento mal por ella, me siento por mal haberla ilusionado. Y ahora que amo a alguien se cómo se siente aquello.