Sangre, lágrimas, chillidos, dolor, mentiras, soledad, angustia, muerte era lo que había en ese baño.
La sangre manchaba la pared y llenaba la ducha, saliendo de sus brazos, de sus piernas, de todo su cuerpo.
Las lágrimas manchaban sus mejillas, su cuerpo, sus ojos. Lágrimas que ya había cesado, pero que habían corrido por horas.
Los chillidos habían llenado ese solitario y desordenado piso, rompiendo el peligroso y afilado silencio.
El agua caía sobre su cuerpo, que hacía clara la sangre, que se desbordaba, teñida de rojo, por el suelo. Su vapor, salía caliente, mojaba las paredes y empañaba las ventanas y los espejos, que reflejaban el baño.
El dolor, que oprimía su pecho, que había hecho saltar esas lágrimas, que hizo brotar esa sangre.
Las mentiras, que habían roto su corazón de cristal, que habían destruido su inocencia, su alegría.
La soledad, que hizo que chillara, tirarse del pelo, que destruyó su alma del todo, que le robó lo que le quedaba de vida.
La angustia, que le había llevado al mayor error de su vida.
El cristal de su corazón, manchado y agrietado, sangrando.
El cuchillo, con el que hizo cortes en todo su cuerpo. Con el que atravesó su corazón, el que se llevó sus latidos.
La muerte, que apareció en esa última acuchillada, que terminó con todo el sufrimiento, con toda la soledad. Con el infierno que era llamado vida, y en ese momento, después de mucho tiempo, se sintió feliz, ya que después de mucho tiempo, no sentiría más dolor.
Un cadáver, que es todo lo que queda de esa dolida persona.
Eso es lo que llenaba ese pequeño baño, el cual fue testigo del sufrimiento de una vida humana. Ese baño que vio la desesperación que sintió esa persona por borrar todo sufrimiento.
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La Realidad Humana
Short StoryUn pequeño baño es testigo del sufrimiento humano. Créditos: @LightLove343