Hechizo de Medianoche

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—Hola Yugi —el pequeño tricolor se sobresaltó al oír la familiar voz amable aunque apagada, a sus espaldas, mientras recogía su maletín.

— ¿Ryou? —los ojos amatistas no encubrieron su sorpresa —hola, amm ¿qué tal?

Era tan raro que, siendo compañeros de salón, se les dificultara tanto entablar conversación.

—Bien —el albino le dedicó una pequeña sonrisa cordial —empieza a hacer frío ¿cierto? —señaló con el índice derecho la bufanda morada al rededor del cuello de Yugi. Su mano izquierda sostenía su maletín.

—Ah, sí —el tricolor cerró su propia mochila y se llevó una mano al cuello —dentro de nada será invierno —comentó con algo en su voz que sonó como a nostalgia, aunque era algo diferente.

Ryou podía intuir perfectamente la tristeza y el anhelo en la voz de Yugi.

— ¿Y tú como has estado? Te he notado algo... Callado estas semanas — "por no decir decaído" añadió en su mente.

—Oh, ya sabes, sólo... Normal —balbuceó un poco, sin saber bien que decir —quiero decir, todo ha estado demasiado tranquilo desde... —no se atrevió a decir otra palabra.

Pero Yugi sabía a qué se refería —Sí. Sí —irrumpió algo apresurado, aunque el albino no hubiese dado seña de terminar su oración —sé a qué te refieres —concluyó con la vista algo gacha.

A su alrededor, muchos de los alumnos salían del salón sin prestarles la más mínima atención.

Ryou se sentó en una mesa vacía al lado de Yugi y el tricolor se sentó igual.

—Después de eso, todo ha sido tan... diferente —retomó el tricolor.

—Solitario... —añadió Ryou, comprendido a la perfección el sentir de Yugi... O más bien, compartiéndolo.

—Doloroso —concluyeron al unísono en un triste suspiro.

Se miraron ambos a los ojos para luego soltar una pequeña risa. La primera risa sincera en muchos días.

—Es tan tonto que nos cueste hablar entre nosotros después de todo lo que ocurrió —mencionó Ryou y Yugi no pudo estar más de acuerdo —seamos sinceros, somos dos tontos que extrañan a sus yamis —soltó sin más.

Yugi sonrió y asintió en total acuerdo —aunque admito que me sorprendes un poco Ryou... No sabía que también te hiciera falta —comentó sinceramente.

Ryou está vez mostró una sonrisa triste —Bakura no era tan malo, Yugi —desvió la mirada hacia el ventanal del salón, evocando viejos tiempos —sólo necesita comprensión... y un poco de amor —susurró lo último tan bajo, que Yugi dudó haber oído bien.

—Te creo, Ryou —le sonrió amable en cuanto el albino volvió a mirarle —tu, mejor que nadie, debes conocerle.

Ryou respondió a esa sonrisa, apretando un poco más el mango de su maletín, mientras dudaba si preguntar o no.

—... Yugi —lo llamó con precaución, obteniendo un sonido de intriga, que le indicaba que continuase — ¿si estuviera en tus manos, lo harías? Quiero decir ¿si tu pudieras traer de vuel~

Una voz muy animada interrumpió su íntima charla, antes que Ryou pudiera terminar de hablar.

— ¡Yugi!

El tricolor volteó de inmediato, quedándose con la curiosidad de lo que Ryou estuvo por decirle — ¿Qué ocurre Joey? —apenas pudo terminar de hablar, cuando un brazo se alojó alrededor de su cuello con algo de rudeza.

Un Deseo En HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora