Suerte de principiante (Introducción)

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Nicolás no era creyente, religioso, fanático ni ninguna de esas weas. Era un humano simple y conciso; los típicos cuales no eran religiosos pero cuando no estudiaban para una prueba imploraban a los cielos salvación, cuando en clases tocaban el tema del infierno se preguntaban si pertenecerían allí algún día o incluso al conocer sobre los "ángeles guardianes" una gota de esperanza crecía en su interior; que alguien te cuidara y protegiera desde tu nacimiento era un reconfortante pensamiento. Para depresivos, era importante recalcar.

                      Mas nuestro protagonista no poseía esa cualidad ni suerte.

Tal vez eran los vagos recuerdos de un "amigo imaginario" en años jóvenes de su niñez, la mala suerte que siempre recaía en sus hombros en cada actividad o algo tan simple como el miedo que tenia de cerrar sus ojos al enjuagar el acondicionador de su cabello al sentir que no se encontraba solo en el cuarto de baño. Era más sencillo culpar a una divinidad invisible que aceptar que tal vez no se esforzaba lo suficiente en su día a día.

Tenía solo un amigo y con bastante fortuna. Había pasado cuarto medio de pura cuea y más encima tenía que ser un mantenido por sus padres. Mejor que le pasara por encima el transantiago luego poh.

Pero nunca fue así. Fueron millones de veces en las cuales rozo con la yema de sus dedos la cálida luz hacia el añorado descanso pero era traído de un tirón a la tierra, lo desconocía, desconocía porque el destino lo quería hacer sufrir aún más. Mofándose de su miseria como un show de comediantes del cual era participe obligatorio junto con otros sacos de weas con tal vez peor suerte que él.

Tantas veces que su madre le narraba que de pequeño era un busca problemas acompañado de las no tan tranquilizadoras anécdotas. Como cuando casi se había caído por la ventana del segundo piso; su madre le había visto desde el patio pero no alcanzo a reaccionar cuando le vio alejarse tan lentamente del borde para volver a su cuna. Nunca cuestiono aquello más que como un "Milagro" aunque, como madre, ella nunca se olvidaría que antes de volver a su lecho, el infante había volteado hacia atrás como si alguien le hubiera convencido de regresar.

Eran vagos los recuerdos que tenia de su niñez, en lo recóndito que tenía que buscar siempre encontraba lo mismo. Esa imponente silueta difusa por el rabillo de su ojo. Una silueta desconocida pero tan familiar acompañada siempre de una voz masculina que sonaba casi como un susurro, como si intentara ser silencioso. Un flameante azul frente a sus ojos.

Una llama cálida como el abrazo reparador de la muerte. Su cabeza dolía cada vez que una característica nueva salía a flote en respecto a la figura. Una voz, un tacto, una palabra.

             -- Promitto --

"No existen esas weas" se repetía como un recordatorio mental. No podía permitirse caer en esas fantasías creyentes tan estúpidas, se suponía que los ángeles debían ayudar a las personas, no dejarlos pudrirse en la mala suerte. Mas eran cosas como esa a veces le daban la impresión que tal vez tenía la atención de algo totalmente diferente a la creencia primermundista.

              Un demonio

¡Bzzzt!

Entreabrió sus parpados intentando acostumbrarse a la oscuridad gracias a las gruesas cortinas en su ventana. Tanteando con sus dedos logro llegar al dispositivo móvil, reviso una que otra notificación hasta llegar a una llamada perdida del Mafla, su único "amigo" si le podía decir así. Venía adjuntado un mensaje. Tenían que grabar cositas para el canal, verdad que había abierto esa wea hace poco.

Obligado. Se levantó somnoliento evitando golpearse el dedito chico con la cama, quería al menos lavarse la cara para poder pensar con claridad todo el manojo de algoritmos en su cerebro. Cruzo el marco dejando la puerta abierta tras de sí. Una luz se encendió a la vuelta del largo pasillo dejando un rastro de oscuridad detrás. Mucha del agua con la que abofeteo su rostro para recuperar las funciones cerebrales cayó al suelo esparciéndose en charcos.

           Venía con los pies descalzos el idiota.

Nicolás casi se resbalo producto del agua en el piso. Énfasis en "casi", ya que sus pies se trabaron de alguna forma al suelo como enterrados en cemento. Se sujetó del lavamanos con el agarre de un gato mojado; la sangre se le enfrió en el cuerpo.

Una sombra paso por el rabillo de su ojo cuando recupero el equilibrio.

"Es tu imaginación, Nico" se repitió mil veces antes de apagar la luz y recorrer otra vez el camino de vuelta a su habitación.

Mas una presencia no abandono su espalda toda esa noche de Ranked en LOL; vigilando atento que ese cuchillo tan afilado a su diestra no cortara por "accidente" extremidad inducida en el juego de su manojo de problemas. Putos ángeles y su afán con "purificar" humanos.

♦ By your side (Jainico/Ednaiko)Where stories live. Discover now