Simultáneo

327 28 7
                                    

(Años atrás)

Después de aquel extraño encuentro, paso un tiempo sin saber nada de ese chico. No era para más, pues no quiso dar ni pedir su numero celular, ya que no había sido un momento para eso. 

Así, no lo considero importante.

Se encargó del perrito negro, dándole todos los cuidados que necesitaba. Era tan negro, y bastante tranquilo. Su abuelo no dudó en que se quedara en casa, pues podían ser un guardián, Kanda simplemente le agradeció que le diera la oportunidad al perrito. Ahora venía el problema del nombre, ¿como rayos le llamaría? Le acaricio en su lomito mientras miraba su ojo que aún estaba vendado.
Consideró que el chico no vivía ahí, que venía de visita o algo por el estilo, ya que no lo había visto por los alrededores anteriormente. Pero no estaba del todo seguro. Lo deducía por el hecho de no haberse vuelto a encontrar de causalidad.
¿En verdad la casualidad existía?

La cuestión del nombre se hizo mención gracias a Daisya, uno de los pocos que consideraba un amigo, tras haber llegado a su casa de visita, además de encariñarse rápidamente con el perrito. Podría encargarse de eso después, no es como si fuera muy importante el nombre. No significaba que no estaría al tanto de el, o que no le quería.
Los días pasaron con normalidad, el descanso vacacional pronto acabaría. Y eso era un fastidio, no quería estar rodeado de tanta gente.

Se encontraron al segundo día de clases, después del mes transcurrido. Kanda contaba con 16 años en ese entonces. Lo recordaba bien.

Estaba alistándose para salir. Su cabello aun no estaba del todo largo a como lo tiene actualmente, es por eso que se la amarraba de forma sencilla. Sujetaba la corbata de su uniforme. No entendía el porque del color tan extraño. Un color vino intenso como chaqueta de vestir, camisa blanca con la corbarta del mismo color que la chaqueta y los pantalones de vestir negros. Lo genial es que podía usar tenis o zapatos, pero siempre prefirió lo tenis, eran mas cómodos. Pero aun así odiaba usar uniforme. Desde que tenia memoria, lo odiaba, y lo peor es que sabia no podía hacer nada ante eso. Salio después del breve desayuno que su abuelo había preparado.

Con sus audífonos puestos -le ayudaba a no escuchar el bullicio de la ciudad y las estupideces ajenas- se encamino hacia una parada de autobús que lo dejaba a dos calles del Instituto.
Subió al autobús, mirando las casas, tiendas, personas, todo sin ningún maldito sentido. El día había empezado un poco frío, pero no tanto como para solo llevarse una sudadera aparte debajo de su saco. Azul ultramar. Le gustaba el azul. No podía describir bien la razón, pero de cierta forma lo consideraba un color neutral, a pesar de combinar con otros colores sin perder la seriedad. Claro, solo en tonos oscuros de azul. Una vez llegado a la calle ****, bajó del autobús. Decidió comprarse un té caliente ( apesar de haber tomado uno en el desayuno) con un poco de leche. No le desagradaba peto tampoco era algo que consumiera todo el tiempo, por eso hacia excepciones.
Llegaría 10 min antes a su clase, siempre era así, odiaba la escuela pero era responsable.

A diez pasos de la entrada principal al Instituto, se quitó los audífonos, y fue cuando su ojos oscuros se percataron de cierta silueta.
Un chico castaño, no muy alto, de tez un poco blanca, portando el uniforme escolar, con tenis blancos. Pudo notar que el chico tenia un ligero color rosa en sus mejillas, probablemente del frío o de la vergüenza de no saber a donde ir.
Lo vio adentrarse al edificio un poco tímido y sin mucha confianza. Al parecer se había inscrito apenas al ciclo escolar. Observó detrás de el, todo el tiempo hasta que lo perdió entre los pasillos y los alumnos, pues el Instituto tenia bastantes edificios y direcciones, además de ser una arquitectura bastante exagerada, como estilo barroco.

Y sin mas sus clases fueron igual de aburridas. 

Durante el descanso, se dirigió al comedor. Consideraba comer ahí solo por la variedad de menú y cuando no tenía tiempo para prepararse algo y llevárselo. Pero cada paso lo llevaba a no querer toparse con cierto pelirrojo molesto que estaba evitando desde que llegó al aula, que curiosamente no se presentó a las primeras clases. Agradecía que no hubiese aparecido en su inicio escolar, de por sí ya consideraba todo un fastidio. 

Waiting for you - YullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora