— ___… ¿Por… Por qué haces esto? ¿Por qué vas vestida así?
Me bajé del taburete y me acerqué a él caminando con lentitud.
— Porque te deseo.
Él cerró los ojos y suspiró.
— __, no puedo hacer esto. No me lo perdonaría nunca.
— No tienes por qué hacerlo. Puedes elegir. Pero quiero que sepas que no hay nada que desee más que sentirte en mi interior.
Me di la vuelta, dejándole ver mi ropa interior, antes de dejarme caer en el sofá, cruzando las piernas. Me incliné hacia adelante, con los pechos prácticamente saliéndose del sujetador. Estaba llevando al límite la capacidad de los botones de la camiseta, y tracé un camino con el dedo por el escote a plena vista.
— Si no quieres follarme me disgustaré, Papi. Me disgustaré mucho.
Zayn se sentó en la butaca de cuero que quedaba frente a mí, y una de sus manos se movió ligeramente hacia su polla. El bulto era grande. Tiempo de lanzar mi propio misil Exocet, antes de recibir el suyo.
— Pero si no vas a follarme…
Separé las piernas y aparté ligeramente la diminuta falda, revelando las bragas blancas de encaje. Al bajar la mano para acariciarme, noté lo mojada que estaba la tela.
— Estoy empapada, Papi. Imaginarme tu enorme polla me ha dejado empapada. Tengo que tocarme para que todos los pensamientos sucios se vayan. ¿Está bien, Papi? ¿Está bien si me toco delante de ti?
Tragó saliva y dejó escapar un enorme suspiro. Se estaba acariciando su erección por encima de la tela, y supe que lo tenía donde quería. Cachondo y con ganas de mí.
— Sí…
— ¿Qué, Papi? ¿Has dicho que te parece bien?
Hizo una pausa, y entonces asintió.
— Sí, ___. Está bien.
Sonreí y me mordí el labio. Su voz tembló.
— Continúa… Papi está mirando.
