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"Y no teníamos a donde ir mas que encontrarnos entre las estrellas."

Aiden reparte besos desde mi clavícula hasta detenerse en la abertura de mi camisa, la cual hace relucir el monte de mi pecho, su agarre en mi pierna se vuelve firme al momento en que entierra su nariz en mi cuello.

Tenemos casi media hora estacionados a dos cuadras de mi casa, aunque él no sabe eso, él cree que la casa que se encuentra al lado de nosotros es la mía; y todo para mantener una mentira piadosa.

Piadosa por no decir penosa.

—No tienes ni la menor idea de lo que puedes provocar Saddie—Murmura rozando sus labios, acto hace que suelte un suspiro.

Me está haciendo perder los estribos, y si eso sucede no sé que sería capaz de hacer.

—Se me hace tarde, Aiden—Me muevo un poco hacia adelante para deshacerme del agarre—. Tengo que estudiar y reorganizar lo de las prácticas de las porristas.

—¿Cuando conoceré a tus padres?—Pregunta acorraladome inmediatamente a la incertidumbre—. Ya es momento de presentarme formalmente ante ellos ¿Están en casa?

—¡No!

Lo detengo inmediatamente en cuanto esté trata de desabrochar su cinturón para salir. Aiden me mira con los ojos entrecerrados y sus labios ligeramente abiertos ante la confusión de mi actitud.

¿Presentarles a mis padres? Esa idea está muy lejana para mi.

¿Presentar a un padre ausente, alcohólico y con las deudas hasta el cuello o a una madre que actúa como si su familia sigue la conducta idónea para vociferar con sus amigas sobre las defunciones de los demás?

Prefiero primero mudarme de estado o continente antes de hacer eso. No es que no ame a mi familia, solo es el hecho de que nuestro lazo se rompió tanto que en vez de brindar un hogar lleno de confianza y seguridad, se volvió uno en ruina y lleno de trampas.

Desde una madre que se calla ante la humillación de su esposo hasta donde él padre se atreve a abofetear a su hija cuando menciona sus errores.

Ante los ojos de ellos dos deje de ser su "niña mimada" para convertirme en una desagradecida de mierda.

Si... por más que lo pienso, mi vida familiar seguirá siendo un secreto y el cuento de una familia feliz, buena alumna y la mejor de las porrista seguirá cubriendo mi mentira.

—Saddie, solo quiero hacer bien las cosas contigo—Me agarra del mentón para darme un pequeño beso.

Su mano vuelve a deslizarse por mi pierna en un intento de llegar hasta mi intimidad, sin embargo, me quito el cinturón seguidamente en que alejo su mano.

—Yo aún no me encuentro lista para dar este paso contigo—Le informo en un intento de sonrisa que flaquea—. No quiero que te lo tomes a mal, pero aún necesito tiempo ¿Si?

Este me regala una sonrisa justo antes de asentir.

—Puedes irte, no es necesario de que me vea entrar.

—¿Segura?—Pregunta en cuanto bajo de su auto.

—Más que segura—Le Sonrío para ahuyentar sus dudas.

Aiden me regala una última sonrisa justo antes de perderse en las interminables calles bajo el potente sol de una tarde aparentemente tranquila.

Suelto un suspiro de cansancio al encontrarme ya sola, reparo la casa que él considera que me pertenece y solo me queda negar al momento en que comienzo a caminar a dirección de mi casa.

Cuando El Infinito Se Quede Sin Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora